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Yaeltex: en busca de una herramienta para cada artista
Yaeltex: en busca de una herramienta para cada artista
El clan de desarrollo de hardware MIDI sacó nueva generación de controladores a medida
Su flamante placa autónoma Kilomux V2 suma nueva interfaz y prestaciones, y es un caso notable de equipo hecho en Argentina.
Perillas, botones, joysticks: de sólo pensar dan ganas de tocar. Ni hablar si vienen acompañados de luces de colores en un glissando visual de magia interminable. Así de rápido podemos volvernos primates amantes de lo que brilla y parpadea. Pero si vamos un nivel más allá, y encontramos que esas luces y colores brindan información, y pueden indicar estados, niveles, ruteos, compases y secuencias, entonces el éxtasis puede volverse inagotable. Yaeltex lo sabe, y el trabajo que desde 2016 viene haciendo en la confección de controladores MIDI personalizados alcanza una nueva etapa con la presentación de su segunda generación: V2.
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Antes, algo de data: MIDI es el protocolo de comunicación entre dispositivos electrónicos más popular. Los controladores permiten vincular instrumentos digitales (máquinas de ritmos, software de audio) y manipular sus parámetros. El desarrollo de Yaeltex con la primera versión de la Kilomux, su placa para montar en Arduino Uno y ampliar las posibilidades de insertar botones, potenciómetros, faders y sensores, les permitió diseñar controladores MIDI a la medida de cada necesidad.
Usados en contextos experimentales y más allá de la música (control de iluminación, de visuales, interfaces para instalaciones interactivas, entre otros), los controladores Yaeltex entregaron una vuelta de tuerca en el concepto, diseño y fabricación de interfaces MIDI de alta calidad para artistas y profesionales que trabajan en entornos digitales.
En esta nueva etapa, la Kilomux V2 es una placa autónoma que alimenta módulos bastante más complejos. “Repensamos y rediseñamos desde cero todo el sistema electrónico: nuestro hardware y software, y añadimos infinidad de nuevas prestaciones”, resume Mateo Yael, de lo que ha sido un intenso período de trabajo para el equipo que también integran su hermano Alejo, Franco Grassano y Teo Bonilla.
Un sinfín de posibilidades
“Hacer hardware es un quilombo hermoso”, sintetiza Mateo. En el Instagram de Yaeltex pueden verse evoluciones como la del diseño del difuminador del anillo de trece LEDs RGB (multicolor) que rodea cada uno de los encoders, esas perillas que lucen similares a los potenciómetros pero tienen funcionalidades extra. Mateo explica: “En casos donde se usa la compu con Ableton Live, por ejemplo, nos da la posibilidad de que si muevo un parámetro rápido con el mouse en el software, el valor también se actualice en el controlador. Con un potenciómetro normal, eso quedaría ‘desfasado’”.
Además de ser rotatorios sin principio ni final, los encoders tienen un botón al cual se le pueden asignar varias funciones. “Luego de presionado, el encoder puede mandar otro mensaje, o el mismo con más ‘sensibilidad’, o dos mensajes en simultáneo. La luz que tiene también sirve para que al hacerlo sigamos entendiendo qué estamos haciendo.”
En cuanto a la devolución visual de los LEDs, la posibilidad de vúmetro se lleva aplausos y suspiros entre potenciales usuaries. “Nos dimos cuenta de que teníamos muchos LEDs para armar modos de iluminación más complejos, que nos den info que generalmente los controladores no dan. Los vúmetros son una excelente manera de escuchar con la mirada cada track en una mezcla y poder identificar el sonido al que le estamos prestando atención”. Además del vúmetro, hay cuatro modos en los que cada persona podrá configurar sus encoders según prefiera.
Hacelos vos mismx
La extensión de la instancia del diseño hacia les usuaries se manifiesta en la Factory: una plataforma web donde se pone a disposición todo el sistema de diseño de Yaeltex para diagramar, estilizar, cotizar, tener una vista previa y comprar el controlador. En la Factory también se podrá elegir diseños hechos por alguien de la comunidad y modificarlos o “remixarlos”, favoreciendo la evolución y ramificación de los controladores.
“Esta plataforma es la piedra angular para una idea que perseguimos desde el inicio: queremos que el usuario sea un co-creador y no un consumidor pasivo”, entiende Alejo Yael. “La Factory es una herramienta de diseño donde el resultado es una interfaz real, diseñada por quien la usa y fabricada por nosotros”. El ida y vuelta de comentarios se mantendrá en el foro y en el grupo de Facebook Yaeltex - open group.
En el camino de ser transparentes como empresa en el proceso de venta y desarrollo, Mateo explica que el Beta Release es la manera que encontraron para vender las primeras 30 unidades cumpliendo con varias cosas que buscan:
No vender humo: ”Si bien prototipamos y testeamos obsesivamente lo que hacemos, sabemos que las primeras unidades pueden tener problemas a solucionar, y van a tener varias actualizaciones de firmware. No buscamos ocultarlo, como muchas marcas hacen en sus lanzamientos”.
”Buscamos clientes dispuestxs a hacer devoluciones para poder solucionar estos problemas. Por cualquier problema que no sea de software, siempre entregamos productos con garantía.”
”Queremos involucrar a quienes nos siguen en lo que significa crear hardware y en nuestra manera de hacerlo.”
La comunicación del Beta Release se hace a través de un newsletter. “Apenas estemos listos para empezar a tomar pedidos, la gente suscripta va a ser la primera en enterarse, con un tiempo de gracia antes de hacer público el anuncio”. Cualquiera puede ser parte de esa lista suscribiéndose en yaeltex.com .
#QuedateEnCasa como los Yaeltex, que siguen revolucionando los controladores MIDI | Foto: Cecilia Salas
Hacia un nuevo orden mundial
En una entrevista reciente, Mateo mencionó las charlas que tienen en Yaeltex respecto de llevar adelante un emprendimiento de creación de tecnología en Sudamérica, y evaluó que no es que aquí no haya ideas, sino que a nivel económico y productivo, el mundo está decididamente orientado a que estos productos se hagan en otro lado.
¿Existe una manera de contrarrestar esa dinámica? ”Estar tan lejos de los centros productivos de tecnología, como Asia, Europa y Estados Unidos, hace que nuestros productos sean más costosos para producir, además de las condiciones impositivas y logísticas que conlleva producir hardware en Argentina. Somos artesanos, por lo que nuestra estructura es pequeña y agregamos mucho valor a la materia prima que usamos, ofreciendo un producto y servicio extraño e inusual, a baja escala.”
¿Se puede hacer hardware masivo en Argentina?
--Es sencillamente inviable. Los acuerdos económicos internacionales de los que Argentina no es parte, nuestra lejanía con los mercados grandes, el funcionamiento de la aduana y las importaciones, y la inestabilidad económica/política hacen muy complejo crecer y poder proyectar un emprendimiento longevo dedicado a la creación de hardware acá.
Según el tamaño y los módulos incorporados, el valor al público de los controladores Yaeltex va de los 300 a los 1100 dólares. ”Tener costos productivos tan altos, combinado con nuestra filosofía de ofrecer calidad y no productos descartables, hace que nuestras herramientas tengan un precio elevado, comparadas con otras del mercado tanto en Argentina como en Europa o Estados Unidos. Durante la V1 gozamos de una cantidad de clientes que podían acceder a nuestros productos, pero el daño económico generalizado de los últimos años redujo muchísimo nuestro mercado local. Aún así, nos encontramos con personas que están ahorrando para hacerse sus controladores.”
¿En qué piensan cuando ven que esos valores demuestran ser de difícil acceso para usuaries de nuestro país?
--Genera una doble sensación. Por un lado está la emoción de que alguien valore tanto lo que hacemos y lo entienda útil como para hacer el esfuerzo. Por el otro, te destruye pensar la cantidad de gente que no puede ni siquiera proyectar comprarse el equipamiento para laburar de lo que le gusta: un controlador, una compu o lo que sea. En las redes, en la publicidad, consumimos una idea generalizada del artista que “con esfuerzo llega a la cima”. Más allá de lo triste de la idea de fama como “la cima”, en Argentina y muchos otros países de nuestra región esa idea es simplemente falaz. El esfuerzo, el talento y el trabajo, tristemente no alcanzan para que la gente pueda vivir de sus creaciones artísticas.