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Bariloche, martes 22, octubre 2024
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Lo que se viene en la isla Victoria: mayor intervención de privados, elementos recreativos y... ¿el retorno de la aerosilla?

 “Adoro este lugar, me parece que, en lo que es vegetal, tiene una riqueza fuera de serie; ojalá lo pudieran manejar como corresponde”.

La reflexión pertenece a la directora del Jardín Botánico de Buenos Aires “Carlos Thays”, Graciela Barreiro, y se vincula a su visión de la isla Victoria.

La ingeniera agrónoma recientemente visitó el sitio para participar del acto conmemorativo que se llevó a cabo a raíz del centenario del vivero.

Durante el discurso que brindó por la celebración, el intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Dámaso Larraburu, recalcó: “Hay una propuesta de interacción entre lo público y lo privado para poner en valor la isla”. Sus palabras, de esa forma, coincidieron con lo delineado por el presidente del Directorio de la Administración de Parques Nacionales, Cristian Larsen, quien en una visita a la ciudad en septiembre había adelantado la intención de convocar a privados para que presentaran propuestas en pos de analizar cuál sería la más viable para desarrollar en la isla Victoria.

Justamente, Graciela Barreiro respaldó lo expresado por Larraburu: “El privado no es malo per se, lo que necesita es control, porque, obviamente, como toda empresa, quiere ganar dinero. Pero, estando bajo el cuidado de Parques Nacionales, no debería haber problema, porque el que no cumpliera se tendría que ir”, sostuvo.

“La función del Estado es el control, y la del privado, invertir. Eso se transforma en una asociación virtuosa, siempre que los dos se potencien”, añadió la directora del Jardín Botánico porteño, quien consideró que el arribo de inversiones serviría “para poder mantener el bosque”.

“La opinión de Graciela Barreiro me dio mucha tranquilidad”, afirmó el intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, quien apreció que “la isla es hermosa, pero le falta ‘vida’”.

“No digo que deba transformarse en Animal Kingdom –el parque temático de Disney–, pero tendría que haber atractivos para niños, tenerse en cuenta a los ancianos y un desarrollo para discapacitados”, manifestó Larraburu, que, durante una conversación extensa, brindó detalles sobre lo que desea impulsarse en la isla.

–¿Cómo calificaría el estado actual de la isla Victoria?

–No la encuentro bien. Falta inversión. Lo dije desde el primer día que vine: no hay que confundirse y considerar que el privado pasará por arriba de lo que significa un parque nacional.

–Pero, ante la intención de convocar a privados, ¿los ambientalistas deberían preocuparse?

–No, de ninguna manera. Creo que va a producirse una gran inversión en la isla, para darle más vida. Obviamente, con los cuidados y el lineamiento de un parque nacional. Pero no debe existir temor a que la inversión privada pueda torcer lo que es la isla, que es una maravilla de la naturaleza.

–A nivel local, ¿están trabajando en un proyecto?

–Las autoridades de la Administración nos han pedido que hagamos una especie de esbozo, en lo que está interviniendo la gente de Uso Público del parque, con María Teresa Brosz y Soledad Antivero a la cabeza. Hay que tener en cuenta que, según defina el Directorio, habrá una licitación o un concurso de ideas.

–Larsen había hablado de un concurso de ideas…

–Sí, así es.

–¿Está avanzado ese esbozo?

–Sí, bastante. Creo que en no más de un mes elevaremos nuestro trabajo a las autoridades de la Administración. A partir de ahí, ellos tendrán un tiempo no demasiado extenso para que se haga realidad la figura jurídica que decidan.

–¿Qué englobaría la innovación en la isla?

–Vamos a ver qué proponen aquellos que se presenten, pero el eje de los servicios será clave. También, generar diversiones y espacios recreativos, siempre respetando el ámbito natural en el que estamos, porque hay que recordar que es un área protegida.

–Por ejemplo, ¿es factible pensar en más restaurantes?

–Sí, podría ser. Con el actual restaurante hemos tenido problemas y debimos hacer observaciones y controles. No estamos demasiado satisfechos. La gente que visita la isla no se muestra conforme.

–¿Hasta cuándo tienen la concesión las personas que están a cargo?

–En realidad, ya venció. Se está pensando en dar un permiso precario a algún otro privado hasta que se defina quién va a encargarse de la isla. Hay cuatro interesados. Se enviaron las propuestas a Buenos Aires y me parece que se resolverá rápido.

–¿Podría haber más alojamientos?

–No creo.

–Entonces, la idea más que nada sería apuntar al factor recreativo…

–Sí. Por lo menos, es lo que pensamos con la gente de Uso Público. Obviamente, no vamos a aconsejar a la gente que haga una presentación, porque no somos empresarios.

–¿Pero a que apunta el esbozo de proyecto que están preparando?

–A los servicios. Pensamos hacer de la isla un lugar donde haya puntos de diversión. Por ejemplo, en cuanto al retorno de la aerosilla, algunos opinan que se podría hacer, y otros que no, porque lo ven contrapuesto a cuestiones ambientales. Hay que discutirlo… Es algo a estudiar. No se realizará nada que pueda violentar el medioambiente.

–Suele hablarse de la isla como receptora de turismo, pero, más allá de eso, desde que está a cargo de la Intendencia, habrá notado que hay barilochenses que no la conocen…

–Sí, muchos…

–¿Cómo puede hacerse para acercar a las personas de Bariloche a la isla Victoria? Sobre todo, teniendo en cuenta los valores que se manejan.

–Creo que hay muchos que no conocen la isla Victoria porque, más allá de las bellezas naturales que posee, le falta atractivo. En algunas zonas, ha mejorado. Por ejemplo, los sectores de Piedras Blancas y Radal. Ahí la mano privada llevó adelante una buena propuesta, cuidando el área protegida. Más allá de eso, la cuestión del valor es un tema. Me parece que, seguramente, el que se presente para encargarse del lugar incluirá un proyecto de ruta lacustre; es lo que me dice el sentido común. Y eso podría abaratar costos, porque, en la ecuación económica, estaría la posibilidad de bajar los precios del servicio de traslado, ya que existiría también la ganancia en la isla, con lo cual se desarrollaría un círculo que permitiría que los ingresos llegaran por distintas vías.

–¿Y podría existir una tarifa diferencial para el barilochense?

–Por supuesto. Debería contemplarse un precio para el local.

–Incluso podría incluirse entre los requerimientos…

–Exactamente, la posibilidad de que el barilochense tuviera un tarifario distinto podría figurar en el pliego.


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