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Es demasiada la vida que se pierde en el incendio de Los Manzanos

 Leer día a día la superficie que consumió el fuego puede, paradójicamente, acostumbrar y hacernos quedar en la frialdad estadística. Pero ¿qué vidas había en cercanías del lago Los Manzanos antes de que casi 12 mil de sus hectáreas ardieran? ¿Cuántos coihues, ñires, pudúes, monitos del monte, ranitas, hongos y demás seres se perdieron desde diciembre hasta ahora mismo? Inmenso dolor que no se puede cuantificar.

“El de Los Manzanos y todos los que hubo este año son la confirmación real de que estamos ante incendios de quinta y sexta generación, con muchos focos de comportamiento extremo”, le dijo Javier Grosfeld a El Cordillerano. Nuestro interlocutor es doctor en Biología e investigador del CONICET en el CCT Patagonia Norte. También pasó por la función pública en la provincia de Río Negro y en Parques Nacionales.

El especialista puso de relieve algunas novedades que presenta la temporada ígnea 2025. “El incendio del lago Steffen empezó el 7 de diciembre con una tormenta eléctrica a las 7 de la mañana y eso antes no existía. Tenemos registros de rayos en mayo, que tampoco existían antes. Los incendios por rayos eran en los veranos”, recordó. Ahora suceden en otros momentos “porque se habilitó la corriente circumpolar y entonces, es más frecuente que entren las tormentas subtropicales o atlánticas muy cargadas de humedad y cuando llegan acá, se hacen eléctricas”.

Los nuevos fenómenos “tienen que ver con el cambio climático y cómo nos afecta: va a haber más frecuencia de incendios por rayos, las más difíciles de detectar y combatir, porque no tenemos sendas en todas las montañas. Los que son por causas humanas, intencionales o negligencia, en general suceden cerca de caminos. El de El Bolsón empezó al lado de la senda que va al Cajón (del Azul) a menos de 50 metros”, ejemplificó.

“Estos grandes incendios forestales de quinta generación tienen múltiples focos”, enseñó. “A los de sexta generación los vimos en Cholila (2023) o en el Steffen (2021/22): cambian la climatología local, favoreciendo la propia dispersión de fuego”, destacó. “Antes no se veían fuego de semejante intensidad y severidad. Y los de séptima generación de los que se habla ahora, son los que, por ejemplo, hubo en California hace poco o en Valparaíso en años anteriores, en los cuales el fuego forestal entra en la ciudad y quema muchas casas”, trajo a colación.

Necesarios replanteos

Explicó Grosfeld que el último fenómeno “es distinto al incendio de interfase y hay que distinguirlo, porque el de interfase tiene que ver con casas aisladas metidas en el bosque, difíciles de defender. Cuando se queman barrios enteros, no hay ningún sistema que los pueda detener más que la lluvia”, alertó. Los sucesos que todavía tienen lugar en el noroeste patagónico “son la confirmación de que estos incendios ya están acá, ya sea por causas naturales o factores humanos. La adaptación o mitigación que vamos a tener que hacer como sociedad hay que replanteársela, porque no son los mismos incendios del pasado”, insistió.

A propósito del que afecta de manera directa la jurisdicción del Parque Nacional Nahuel Huapi, sostuvo que “vendría al ser el Incendio de Steffen – Martin 2 porque en 2021/22 tuvimos el que empezó por rayos en el Martin y afectó gran parte de los dos lagos. Este también empezó por rayos en una zona bastante inaccesible, porque el lago Los Manzanos está en el fondo del Martin, cercano a las cuencas que están en lado sur del Tronador: lagos Roca, Christie, Felipe”, enumeró. “Pequeños laguitos que son Reserva Natural Estricta de muy, muy difícil acceso”.

Vidas que se llevó el fuego: “Sobre todo coihue con lenga arriba, como siempre en estos bosques. Bosque de coihue muy húmedo, con algunas especies de la selva valdiviana con alto valor de conservación, como mañío o tineo. También muchísimas especies arbustivas y, sobre todo, mucha fauna de vertebrados como anfibios y reptiles, que seguramente fueron los más afectados”.

Pero no solamente. “Mamíferos también, porque en esa zona sobre todo se encuentra pudú, algunos gatos silvestres como el huiña y pequeños roedores como el monito del monte. Por otro lado, muchísimas especies de hongos y líquenes, porque son los bosques con mayor diversidad. Probablemente, también fueron bastante afectados los pájaros porque, aunque puedan volar, muchos son caminantes del sotobosque”, advirtió Grosfeld.

Entre muchas otras consecuencias, “lo que hizo este incendio fue aumentar la superficie incendiada en el paisaje”, vale decir que “vamos a tener una gran parte en la zona sur del Parque Nacional incendiada”, relató. “Como efecto secundario, probablemente se quemaron muchos de los parches que habían sobrevivido al incendio anterior. Entonces, la posibilidad de que se produzca una restauración natural a partir de los pocos lugares que habían sobrevivido se reduce”.

Muy difícil acceso. Foto gentileza Javier Grosfeld.

La sucesión casi ininterrumpida de incendios provocará que haya que “hacer una reevaluación de toda el área para determinar las posibilidades reales de que ese bosque pueda regenerarse. Además, las pocas especies que habían empezado a recolonizar el incendio 1, seguramente han sido afectadas en alguna proporción. Recién se va a saber luego de que se acabe el incendio”, auguró el biólogo.

Doscientos años de historia

Gracias a estudios que se hicieron en su oportunidad, se sabe que “esos bosques probablemente sobrevivieron incendios muy, muy viejos. Entonces, suponemos que debe ser un bosque de 200 o 250 años. Estaban en un estado ideal de conservación. Seguramente en los ecosistemas de las lagunas, que son muy chiquitas, las propiedades del agua también se van a ver afectadas, porque van a tener más sedimento y un cambio en la densidad que va a afectar a la biota acuática”, añadió el especialista.

A la hora de establecer parangones, el de Los Manzanos “se asemeja bastante al de Cholila, que también fue por un rayo y duró por varios meses. Ese fue el primero causado por un rayo que nos sorprendió por su fuerza”. Desde otra perspectiva, “la situación del Challhuaco probablemente sea el futuro del Steffen, en el sentido de que hubo dos fuegos recurrentes, entonces, la regeneración que se había establecido se vio muy afectada y por eso, hoy se ve muy poca regeneración de ñire, por ejemplo”.

El que todavía sigue su curso presenta además otro ribete novedoso. “El de Los Manzanos es muy importante, porque está afectando tres cuencas diferentes: pasó al otro lado de El Manso, que, en un principio, está bastante lejos de donde empezó el incendio; pasó para el lado Chile y para el lado del (lago) Roca. A esta altura, implica tratarlo como tres incendios diferentes”, razonó Grosfeld. “Cada zona implica un ataque diferente y recursos diferentes, lo que significa que hay que dividir los pocos recursos que se tienen”.

Por último, pero no menos importante, “también es novedoso que haya tantos grandes incendios de manera simultánea, muchos activos al mismo tiempo”, dijo en relación con los de El Bolsón, más distintos puntos de Neuquén y Chubut. “Creo que como nunca en el sistema”, resaltó Grosfeld, que vaya si tiene experiencia en la temática. Si la situación presenta ribetes novedosos, las maneras de enfrentarlas también deberían renovarse.


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