Primer Encuentro de Integración de los Pibes de los Barrios por Fernando Fernández Herrero

Primer Encuentro de Integración de los Pibes de los Barrios por Fernando Fernández Herrero

 Durante el fin de semana pasado se llevó a cabo en la escuela del barrio Omega el primer “Encuentro de Integración de pibes de los Barrios”, más de 40 chicos y chicas de los diferentes barrios de Bariloche, principalmente del alto, participaron de una jornada de juegos en los que repartidos en equipos, y mezclándose con pares de otros lugares de la ciudad, pudieron conocerse, compartir momentos, disfrutar juntos de una choripaneada, pero sobre todo achicar las distancias y los prejuicios, esos que nos transforman en una ciudad muy violenta en la que la vida de los pibes de los barrios vale muy poco.
Todo empezó varias semanas antes, cuando se reunieron en el Taller San José del barrio Malvinas, referentes del CAAT 8, del programa Hueche, del CEPLA de Sedronar, la organización Al Margen, el Taller San José Obrero, el Merendero los Corazones de Bethy, la Casa Educativa Terapéutica, el PEC y el Programa País de Sedronar. El motivo fue pensar en conjunto como bajar la espiral de violencia que sufren los pibes, pocos días antes dos de ellos intoxicados balearon a otros dos dejando parapléjico a uno, pocos días después, Elias moría por una herida de arma blanca producida por un compañero a la salida de la escuela.
Lo lamentable de estas situaciones es que los referentes de organizaciones e instituciones que trabajan en contacto con los chicos casi siempre ven venir la tragedia, si se está atento casi siempre se sabe de las broncas que se van instalando. En cada barrio hay familias o grupos históricamente enfrentados con otros grupos; algunos de estos enfrentamientos llevan años y ya han producido varios muertos de ambos lados. ¿Qué clase de comunidad convive con conflictos históricos que producen muertes sin encarar el problema en forma prioritaria?
De esa reunión salieron tres ideas, la primera fue tratar de consolidad un vínculo entre referentes de organizaciones e instituciones que trabajen diariamente con los pibes de los barrios, no para otra comisión o mesa interinstitucional de tantas que funcionan en nuestra ciudad, sino para realizar tareas concretas que tengan como objetivo bajar la violencia, la segunda fue proponer ante el Poder Judicial, la Defensoría del Pueblo, y la Secretaría de Seguridad de la Municipalidad la creación de un dispositivo de mediación preventiva, que alertado por los referentes que trabajan con los chicos pueda llegar antes que la violencia esté desatada y produzca víctimas, se llevó a cabo una primer reunión en la que hizo la propuesta y se plantearon desde las distintas instituciones el por qué a cada una se la complicaría participar, se seguirá en los próximos encuentros tratando de lograrlo. La tercera idea fue construir entre todos, puntos de encuentro para los pibes, este sábado se concretó el primero, y habrá muchos más.
Siempre que hay heridos o muertos, que casi siempre son pibes, vemos los lamentos en las redes sociales, hablamos de la violencia, nos conmovemos con las familias destruidas y las vidas terminadas tan temprano y sin sentido; es tiempo de actuar antes de que llegue la tragedia, las desigualdades, la falta de oportunidades, la falta de trabajo, los pibes que se quedan afuera de la escuela, el alcohol naturalizado que a veces es motivado como practica cultural de padres a hijos, la venta de pastillas sin control, el negocio floreciente del narcotráfico en los barrios que es regenteado por personas muy poderosas de la ciudad, son todas condiciones que reproducen un sistema de desecha jóvenes pobres.
Podemos como sociedad solo conmovernos ante cada tragedia, o empezar a construir soluciones concretas para que dejen de suceder, se debe invertir mucho más en programas de reconstrucción social, se debe compartir muchas más horas con los pibes, darles muchas más oportunidades, construir espacios para la integración, mientras todo esto sigamos dejándolo para más adelante seguiremos lamentando muertes jóvenes.

Opinión / Correo de lectores