Política, no es una mala palabra. Por Ricardo Almonacid

Política, no es una mala palabra. Por Ricardo Almonacid

Desde tiempos inmemorables la política se ha instalado como método de orden y organización del hombre (género) para vivir en sociedad, este elemento gestado en la antigua Grecia como Politiké, fue considerado un arte hecho doctrina para la supervivencia de los pueblos, instalándose como recurso sustentable por generaciones en la conciencia humana.

En la política se pueden implementar reglas y leyes, pero aún así desde sus orígenes a la actualidad, pareciese que en amplios sectores de la sociedad la ven como un sinónimo de corrupción, mal asociándola con la democracia, con los gobiernos y los estados; pero la política es más que eso, es la razón de nuestras vidas.

Una política bien implementada dentro de la demagogia, se transforma en democracia; y una política bien encaminada dentro de la sociedad deja de ser libertinaje.
La política se baza fundamentalmente en el respeto para comulgar en un orden, más allá de nuestro credo, raza o ideología. La política al fin, construye puentes de conexión hacia el progreso.

Este método no es más que una forma de crecer en sociedad, y como sociedad, la política no se da sola sino con la participación de sus componentes muy lejos de los egos internos y personales, eso no es más que la errática virtud de los pobres de mentes y los mediocres del poder.

El mal implementado poder político, basado en el autoritarismo, la soberbia y la intolerancia, no es más que una muestra de debilidad sustentada en la falta de conducta humana.
La verdadera política va acompañada de consensos y decisiones. Tener decisión política, significa conocer el campo que se transita, la inteligencia y lo aprendido de lo que nos ha dado los errores y las discrepancias.
Podríamos entender la misma como un método de lógica y matemática, porque siempre existe un resultado.
En la paráfrasis del genio, el azar, tampoco existe en la política.

En el libro del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín “La Democracia”, describe con total claridad la metodología política-democracia-gobierno. En este trinomio podemos ser o no críticos de esta conjugación, pero no así dejar escapar la posibilidad de trabajar apropiándola y transformándola en progreso.

La política, por el bien de todos, necesita ser instrumentada y aplicada a tiempo. Esta herramienta debe ser tratada por todos los actores humanos con mucho respeto, porque el hombre requiere de la política, tanto como ella en su desarrollo precisa del hombre.

Ahora bien si decimos política, nos estamos refiriendo como método de orden y progreso; cuantos desencajes podemos leer en estas utopías, pero acaso “política” es una mala palabra o una palabra mal aprendida?

 

Ricardo Almonacid

mail ricardobche@gmail.com

Opinión / Correo de lectores