Los vericuetos de la In-Justicia por Gabriela Clavaguera

Los vericuetos de la In-Justicia por Gabriela Clavaguera

Sabido es que los vericuetos de la Justicia son tan inexplicables como profundos. Y que llegar a la Justicia es una tarea prácticamente improbable de lograr. Y mucho más aún si en el camino hacia la Justicia, uno se topa con algún personaje que precisamente por su vinculación con la Justicia, conoce de memoria los vericuetos que la hacen inalcanzable y los profundiza aún más.
Lamentablemente, este es el caso con el que me toca lidiar a diario y desde hace ya muchos años, sin poder lograr que la Justicia actúe como debería, y chocándome cotidianamente con la ostentación y la soberbia de quien, desde el corazón mismo de la Justicia, se burla de mí y, lo que es aún peor, de sus propios hijos.
Diversas maniobras judiciales llevadas a cabo con la mayor de las malas intenciones derivaron en una serie de perjuicios graves para mis cuatro hijos, no sólo a nivel económico, sino también y fundamentalmente, a nivel psicológico, con daños que pueden resultar irreparables. Como madre, a cargo de mis cuatro hijos, debí pasar ya por infinidad de traumáticas situaciones como consecuencia de la irresponsabilidad del progenitor, quien actualmente se desempeña como Camarista Penal en Cipolletti, Río Negro.
La última expresión de la falta total de consideración para con sus hijos, y en particular con uno de ellos, fue que lo dejó desprovisto de obra social (APROSS), en virtud de que el mismo cumplió los 21 años de edad. Cabe destacar que mi hijo, está cursando estudios en la Facultad y que la Ley contempla que la cobertura en este caso debe continuar.
Y a esto hay que sumarle además la diversas chicanas dilatorias por las cuales hace ya dos años que espero por un retroactivo correspondiente a la cuota alimentaria que nunca llega y que se trata de dinero de y para sus hijos.
Cabe recodar que la ley considera alimentos toda prestación en dinero o especie, que una persona tiene derecho a recibir de otra por una obligación legal y comprende los recursos indispensables para la subsistencia y todos los medios necesarios para permitirle una vida decorosa (comida, vestimenta, gastos de educación, de vivienda, de esparcimiento, de salud, etc.).
Para determinar la cuota la ley sigue el criterio de que los hijos deben tener un nivel de vida similar al de sus progenitores, en tanto que cuando no se pueda determinar el ingreso, se tomará como indicador el nivel de vida actual.
En el caso del padre de mis hijos, Guillermo Baquero Lazcano, Camarista Penal en Cipolletti, Río Negro, los ingresos y el nivel de vida son muy simples de cotejar y determinar. Sin embargo, parece ser que el hombre que pertenece a la Justicia, encuentra siempre un nuevo vericueto para escaparle a la Justicia y en un tema tan delicado como el que tiene que ver con sus propios hijos, a los que trata con absoluto desprecio y total indiferencia.
El mismo desprecio y la misma indiferencia que se ven reflejadas a diario en una Justicia cuestionada y en la que Baquero Lazcano también deja mucho que desear.
A saber: un expediente en Cipolletti, con origen en 2007, comprende al mal desempeño del por entonces juez Guillermo Baquero Lazcano -hoy Camarista- y a una fiscal por sus dudosos desempeños en la causa conocida como "la banda del crudo" (robo de combustible con perforación de ductos), que no prosperó por distintas nulidades -tal vez las mismas nulidades con las que deja sin derechos a sus hijos-. El Consejo de la Magistratura, por mayoría, ya acordó iniciar los sumarios al magistrado y la fiscal. Sumarios que, por otra parte, se podrían extender perfectamente a sus malos desempeños como padre.
No obstante, es este un ejemplo que pone en evidencia lo difícil que puede ser lidiar con una persona a la que, evidentemente, le da exactamente lo mismo abandonar virtualmente a sus hijos, como a todo principio de moral y de ética, en pos de esconderse en los profundos vericuetos de la In-Justicia.

Gabriela Clavaguera

Opinión / Correo de lectores