En Clemente Onelli, que Dios lo salve, por Alejandro Gandolfi

En Clemente Onelli, que Dios lo salve, por Alejandro Gandolfi

Vuelque cerca de Clemente Onelli y que Dios lo salve, porque lo que es el famoso teléfono de la Telefónica de Argentina, inaugurado con gran pompa por M.J. Alsogaray, y estrenado en una comunicación con el entonces presidente del Siganme, difícilmente pueda hacerlo, y mucho menos la Ruta 23, anunciadas sus obras de terminación este año por la actual Presidenta, y en donde no hay nadie haciendo nada.
La única posibilidad que tiene el policía de allí, solo ante una emergencia grave, es comunicarse con el destacamento de Ing . Jacobacci, más de 50 km. para atrás por camino de ripio, si uno se dirigía hascia Bariloche. Desde allá enviarían una ambulancia, que puede uno imaginársela, a juzgar por la camioneta-patrullero, reconstruida a pedazos por Alfredo Perez, el policía obligado a ser mecánico de un cascajo -entre otras cosas-, para poder salir a socorer a alguien o para hacer otra diligencia.
Señal de celular tampoco hay por allí, así que si usted quedó varado en Clemente Onelli o cerca, depende de la buena voluntad de algún viajero que llegue hasta Jacobacci para avisarle a su familia, amigos o un taxi que lo vaya a buscar, ya que el teléfono del "Hola vieja, adiviná de donde te llamo.", no existe.
En el caso de que el accidente le haya ocasionado alguna herida de relativa gravedad, como fue el mío, aún contando con la suerte que tuve en cuanto a la solidaridad de la gente y a los tiempos en que pudieron cumplirse los pasos, llegaría diez horas después al hospital de Bariloche. La otra opción hubiese sido ir a dormir a Jacobacci, con o sin mi familia según las circunstancias, y que también con suerte habría llegado en tres o cuatro horas.
La ruta 23, de unos 600 km. de distancia, tiene una mitad asfaltada, no seguramente por causalidad la que une Viedma con Los Menucos. El otro tramo hasta Onelli es camino de ripio con desvíos y constantes cruces de la vía férrea, la cual parece abandonada pero una vez a la semana, si es que funciona, pasa el tren de ida y de vuelta, entre Bariloche y San Antonio Oeste. Pero este es otro tema: la desidia y la indiferencia de los funcinonarios por lo pueblos de la "línea sur".
Desde C.Onelli hasta Bariloche hay más de 150 km., que representan el doble o el triple de distancia, en relación a la velocidad que se puede circular, a las piedras, canto rodado suelto, serrucho, guardaganados, los cruces del FFCC, animales sueltos, etc, siendo en realidad la parte más transitada, en comparación con el flamante tramo que cruza la soledad de las mesetas.
Si. C.Onelli es un lugar aislado, no lo son los vuelcos en esa zona, ya que desde allí hasta casi Bariloche el camino comienza a hacerse sinuoso, más angosto, no hay ninguna señal que advierta el mayor riesgo con que el vehículo se enfrenta, y el pedrerío suelto le hace resbalar inesperadamente, no solo a conductores neófitos, sino también a micros o camiones que circulan por allí todos los días.
Ahora recién empieza la temporada de turismo, y debe ser también la temporada de accidentes. Para los señores de Telefónica de Argentina: podrían aprovechar para poner un puesto de choripanes, ya que el teléfono no les reditúa. Y al señor Gobernador de la Provincia de Río Negro, o al funcionario que se avive: mejor negocio debe ser instalar allí una empresa de grúas, para cobrarle a los damnificados lo que quieran.

Alejandro Gandolfi
-E-Mail: alejandro.gandolfi@hotmail.com

Opinión / Correo de lectores