Cuentos para difundir en vacaciones: "Un cuento de relatos animalescos" -

Cuentos para difundir en vacaciones: "Un cuento de relatos animalescos" -

 Erase una ciudad luminosa, extraña e interesante con luciérnagas a la luz de la luna. Algunos animales del lugar se reunían por las noches a contar sus magníficas historias.

En uno de esos encuentros, uno a uno comenzó a contar sus vivencias, mate de por medio y bizcochitos de grasa.

Con sus diversas y divertidas voces, ésto es lo que se escuchó en medio del silencio y la oscuridad.

“Soy el loro verde y amarillo de la plaza, me gusta mucho volar sobre los árboles y relajarme. Por la noche suelo ir todos los días a tomar aire fresco y caminar al lado del mar. También me asomo por las ventanas de las casas de los humanos a ver qué actividades interesantes hacen. Cuando las personas salen a sus trabajos y los niños a sus escuelas yo aprovecho y entro por las ventanas a sus casas, agarro toda la comida que puedo con mi pico largo y salgo disparado antes que los perros de los vecinos empiecen a ladrar y provoquen un gran lío. Al llegar a mi nido, me acomodo, saco mi almohada y me voy a descansar pensando que voy a hacer al día siguiente”.

“Soy la ardilla alegre de la plaza, subo por los árboles cuando no hay nadie en la calle y cuando están moviéndose con el viento, trepo de árbol en árbol porque soy un pequeño ser que va por las plazas. Los leñadores me quieren porque no se esfuerzan para cortarlos. Siempre corro por todos lados y nada me gusta más que ir de plaza en plaza. Por la noche los corto a todos y el muchacho del primer piso como escucha desde allí, se queja con los leñadores. Desde ahora ando callado y es cuando más libre estoy porque subo a un tronco muy grande y duermo en él. En verano voy al zoológico, a las piletas de las focas y eso me causa muchísima alegría. Entonces trepo por los árboles y me dejo resbalar con el viento. A partir de este momento la gente me quiere porque se dieron cuenta que he ayudado bastante. Hace un tiempo yo decidí ir al lugar que pertenezco: el zoológico. Es por eso que a la mañana cuando suena la campana yo ya se todo lo que están haciendo mis amigos, los humanos. Ellos me vienen a visitar y por eso estoy feliz”.

“Soy el gato de la plaza. Siempre estoy solo. Cuando apenas el sol toca el cielo, salgo a las calles. Cada vez que suena la campana, sé que ya es de mañana, y las personas salen a sus trabajos. En ese momento, a las 7:00 hs, ellas se me acercan, porque soy el gato de la plaza, y me cuentan sus secretos y sentimientos más profundos, también las cosas que desean realizar. Se sientan en el banco y cada persona me mira a los ojos, como si yo le diera lástima. Piensan que estoy abandonado, pero no lo estoy, están solos, pero, yo no lo estoy. Las personas guardan sus secretos, y piensan que no los entiendo, pero la realidad es otra, ellas son los que no entienden. Yo los quiero ayudar, pero no me entienden. Me cuentan sus sueños, pero cuando llegan las 8:00, se van y deben seguir con sus caminos. Sus preocupaciones, me han hecho fuerte para no estar tan solo. Algunas veces, niños y niñas se acercan a mí, y me acarician la cabeza, y es por eso que estoy feliz. Entiendo que las personas que me enseñan sus tristezas son aquellas a las que escucho todos los días”.

“Soy el cóndor del árbol de la plaza, yo les llevo la comida a mis hijos cuando tienen hambre. Todos los días me elevo para ver los autos en forma de cajitas y a las personas en forma de puntos. Eso me hace reír al verlos tan chiquitos. Yo me siento mal por esas personas, porque no saben lo lindo de volar. A veces me tiro en picada y las personas se asustan. Veo que ellos traen tijeras y cortan las ramas de los árboles. Yo puse el nido en la copa de uno para que no lo tiren. Suelo sentarme en un cable y apunto con mis desperdicios a los autos más caros, me gusta que se quejen y que se pongan a limpiarlo, eso me hace reír”

“Soy el perro cariñoso de la plaza. Cada vez que juego con los niños, me divierto. Sin embargo siempre miro a los otros perros que van con sus dueños. Me gustaría que alguien me lleve algún día. Una tarde estaba jugando con unos niños y luego me llevaron a su casa. Ellos me adoptaron. El primer día fuimos a comprar un almohadón rojo para que pueda dormir, más tarde fuimos a comprar comida para ellos y para mí. Otro día me perdí pero como sabia el camino para llegar a la plaza volví sin preguntarle a nadie. Esa tarde los chicos con sus padres me vinieron a buscar para volver a casa. Y desde esa vez todos los días vamos al parque a llevarle agua, comida y amor a los otros perros que no tienen familia para que la tengan algún día”.

“Soy el perro juguetón del balcón de mis dueños. Ellos son una pareja llamada Lucas y Aurora, los dos son muy juguetones conmigo, tienen sus enfrentamientos, pero aun así estoy feliz. Nosotros tenemos vecinos realmente bastante ruidosos, son dos, uno escucha música a toda hora y el otro es muy gritón. Dejándolo de lado, siempre me llevan a pasear a la plaza, por cierto soy lo que llaman un labrador, me hacen jugar mientras ellos meriendan en la tarde. El resto de mi día me acarician y me miman en todo lo que queda (casi íntegro), Lucas tiene una camioneta porque trabaja una semana por mes en la costa y nos lleva a todos, y en las noches yo duermo con ellos. Cuando vuelve a comenzar el día me despierto antes y contemplo el bellísimo amanecer .Soy un perro de viaje, cuando Lucas nos lleva para emprender nuestro recorrido, al paso veo, perros, menos afortunados que yo, sin familia, y también personas, veo en sus ojos su lástima y tristeza. Un día se nos pinchó la rueda en ese lugar. Me integré en esa zona y con mi felicidad hice que esta gente progresara y ese pequeño pueblo logró convertirse en una gran ciudad y allí es donde vivo porque siempre la felicidad hace ver las cosas de otra manera. Y así soy el perro juguetón del balcón de mis dueños”.

“Soy el perro de la plaza y ando por ese lugar ladrando a todas las palomas y siempre pienso: -Pobres personas no pueden perseguir esas aves-. Voy y vengo por todas partes hasta que atrapo a una de ellas y luego la dejo escapar. Me pongo a dormir para descansar, los humanos se me acercan y me acarician, cuando lo hacen es como vuelvo al cielo. En otoño corro y me tiro sobre las hojas de los árboles todas juntas y es como una pirámide egipcia. Cuando la hamaca de la plaza está libre yo voy rapidísimo a subirme y cuando estoy sentado en ella, los chicos me hamacan todos con mucho amor. Algunas veces me freno y me pongo a reflexionar:-Lástima de ellos que no pueden capturar chiquitas y buenas aves-. Los seres humanos se quejan de que en el parque no hay tantas palomas. Cuando ellos entran allí los miro y les llevo aquello que no pueden tener. Por la noche miro el lugar tan lindo con esos seres vivos tan bellos y pienso en mi vida. Creo que ellos me aman por todas las cosas que hago y por eso me quedo en esta plaza pacífica y muy ordenada”.

“YO soy otro perro de la plaza, soy marrón, “el malo”, me llaman. Agarro toda la comida de la gente, sin embargo se la doy a todos mis perritos. Voy hasta donde están las personas pero ellas me rechazan y también me deploran. Yo pienso que me lastiman porque corro por los patios y a los vecinos los enojo. En invierno lloro y lloro porque mi familia no me presta atención. Se olvidan de mí, pero de noche si es necesario, gruño. Mis amigos y yo somos un grupito muy lindo que andamos por ahí y jugamos a la pelota. Para mí, esa es mi verdadera familia. Cuando a la mañana me levanto, me lavo la cara, voy a comer y salgo a jugar. Y así todos los días. Al final, conocí a un hombre amable que será mi dueño. Él y yo estamos muy felices.”

Pasada la medianoche, sonrientes y con los ojos brillosos, ya sin agua caliente y con el plato vacío de bizcochitos, lo único que en la ciudad se escuchaba era el sonido de teles encendidas, música adolescente y claro, el sonido de las luciérnagas…

AUTORES:

Valen, Santi, Zahi, Aye., Sofi, Gian, Ale y Paula.

ESCUELA Nº 6 D.E. 7º “DELFÍN JIJENA”

6 º GRADO TURNO MAÑANA

Opinión / Correo de lectores