32 años… Por Jorge Vallazza

32 años… Por Jorge Vallazza

 Considerando que Carlos Soria impulsaba el fin de 28 años de continuidad de un modelo provincial que estaba agotado, el devenir de los hechos que se fueron sucediendo nos lleva a señalar que estamos

cerca de que dicho estilo de gestión de gobierno cumpla 32 años, a pesar de que la ciudadanía lo haya repudiado en las urnas en el 2011, apostando a que sucediera un verdadero cambio.

A diferencia de la situación nacional, donde nadie puede negar que esta Argentina no es la misma que la de hace 10 años, y ha cambiado la Agenda Pública- con todos los avances y asignaturas pendientes que se puedan analizar desde las diversas miradas ideológicas- la cuestión en el ámbito provincial está muy distante en este sentido, reflejando un patético parecido a los gobiernos anteriores.

Cambiando actores y escenarios- y salvando las limitaciones que supone toda comparación- las similitudes son sorprendentes, aun existiendo matices a favor y en contra de la actual gestión.

Por tomar algunos ejes globales para fundamentar esta afirmación, se pueden analizar las “políticas” de gobierno y las “prácticas” políticas, con el necesario impacto que tienen ambos factores, ya sea para bien o ya sea para mal, en la calidad de vida de los ciudadanos.

El Estado en Río Negro volvió a ser lento, bobo, e ineficiente.

El propio gobernador afirmaba en el 2012 que teníamos la oportunidad de “hacer historia”, o continuar siendo simplemente un gobierno “pagasueldos”.

Sería interesante hacer un estudio científico serio para demostrar con datos sin apasionamientos ni miradas subjetivas-la sensación que cotidianamente expresa el ciudadano común, quien comprueba desilusionado que se ha optado claramente por la segunda opción.

Excede las posibilidades de este artículo hacer un análisis integral, pero tomando algunos ejemplos, se pueden reconocer avances, estancamientos y hasta retrocesos en las distintas áreas de gobierno.

En Educación fue acertada la decisión de poner al frente del Ministerio a educadores con experiencia, quienes supieron activar una multiplicidad de planes nacionales para Río Negro; aunque la gestión se vio a la vez desdibujada por la virulenta interna gremial que se disparó ante la incapacidad de construir un proyecto educativo que contenga a los sectores sindicales mayoritarios, potenciada por la omnipresente burocracia exasperante en la ejecución de las acciones y programas vigentes.

Sin lugar a dudas, merece un párrafo especial la Burocracia (la cual invade a todas las áreas), que ya no puede ser definida por un problema que tiene el gobierno, sino que es parte de su propia estrategia económica, para contar con “cash” que permita atender las urgencias de su agenda, muchas veces lejos de la ejecución en tiempo y forma del presupuesto para los programas específicos.

En otros ámbitos – como en Desarrollo Social- la situación es más grave y en algunos aspectos hasta superó -para mal- a gestiones anteriores. La naturalización del Trabajo en Negro en el Estado, el clientelismo, el punterismo, la discrecionalidad con los municipios, el asistencialismo en su máxima expresión, la falta de programas, el abandono del área de niñez y adolescencia, el maltrato institucional a las organizaciones sociales y a los trabajadores, etc; son algunos de los títulos de los volúmenes de una Enciclopedia que debería escribirse para enseñar lo que No se debe hacer en materia de Política Social. No se puede dejar de citar – por lo vergonzoso y reciente de la situación- la

denuncia de estos días de ATE Bariloche sobre el despido de una psicóloga –trabajadora en negro- quien intervino por orden judicial en la restitución de unos niños a su madre- donde los familiares perjudicados amenazaron con que la harían echar; y a los pocos días llegó esa directiva directamente desde Viedma, según lo reconoció el mismo Delegado regional.

En Seguridad- con nuevos casos- continuó la violencia institucional y los crímenes sin esclarecer, siendo la mayoría de las víctimas adolescentes y jóvenes pobres.

Las denuncias de acciones de gobierno poco claras, también están a la orden del día. En algún momento los nombres propios fueron Galme, Flavors; y varios otros; y ahora aparecen nuevos como el Caso Petrobras, donde la oposición la sindica como deudora de la Provincia y en Brasil su misma presidenta ordena investigar las reiteradas denuncias de corrupción en el manejo de la empresa.

La política con los municipios también es “más de lo mismo”: dependen de las obras nacionales, y no tienen el mismo trato quienes no se disciplinan políticamente con el oficialismo provincial.

El armado electoral realmente da asco. Con la excepción del Frente para la Victoria y algún partido de izquierda – que mantienen casi los mismos actores desde hace años- el resto de las fuerzas políticas parecería que están bailando el “baile de la escoba”, según la conveniencia personal de cada uno.

Otra constante que se mantiene en el tiempo es la presencia de peronistas y otros “huérfanos” de Partido, que se enrolan en el gobierno- y por ende con Massa, aunque no lo quieran asumir-, urgidos por garantizar su continuidad política y laboral, la cual no les resultaría fácil preservar en otro espacio.

Lo más triste y contradictorio de todo esto es que si – como puede suceder en el 2015- el gobierno de Weretilneck se pone en marcha en la etapa electoral que se viene, con miles de promesas y efectiva distribución de recursos varios; no hace más que comprobar que todas las afirmaciones anteriores son correctas: “Paguemos sueldos tres años, y repartamos subsidios y obras en el año electoral, para intentar seguir”. Por lo menos le deberían abonar los “Derecho de Autor” a la gestión anterior.

El argumento de que es un proyecto inconcluso y les falta tiempo- además de ser un “sincericidio”- es tan infantil como creer que el enfermo que no mejora con un prolongado tratamiento, debe triplicar la dosis de medicación para curarse.

La gran incógnita del futuro es develar si realmente la ciudadanía rionegrina realizó un aprendizaje colectivo al votar el cambio que proponía Soria; y existe una mayoritaria conciencia ciudadana de que la actual gestión es “el mismo perro con distinto collar”. Si eso fuera así, debería ir acompañado por la capacidad que tengan los principales dirigentes del Frente para la Victoria para construir una propuesta que sea creíble y confiable, sin repetir los mismos errores del pasado.

Sin querer caer en la desesperanza, pero tampoco en un falso optimismo; el desafío de que sucedan todas estas cosas a la vez es realmente difícil, pero sería absolutamente necesario para mejorar la calidad institucional de la vida democrática de nuestra Provincia.

Jorge Luis Vallazza – DNI: 12.975.453

 Magister en Políticas Públicas y Gobierno

Opinión / Correo de lectores