Gacetilla de prensa

Bariloche incorpora protocolos de atención para la Casa Refugio Amulén

La intendenta María Eugenia Martini firmó hoy (22/06) un convenio para aplicar en la ciudad el Protocolo para Hogares de Protección Integral para Mujeres en Situación de Violencia, elaborado por el Consejo Nacional de las Mujeres, que además brindó una capacitación. El encuadre busca aplicar pautas de atención homogénea para la detección, valoración y actuación ante situaciones de violencia de género. En Bariloche se implementará en la Casa Refugio Amulén, cuya ampliación sigue avanzando.

“Esto es muy importante porque esta es una temática que desde el Municipio no se trabajaba, y hemos logrado mucho en sólo dos años”, señaló la jefa comunal, que firmó el acta de adhesión al protocolo junto a Natalia Turbiner (Directora Nacional de Asistencia Técnica del Consejo Nacional de las Mujeres), Mercedes Pietranera (Directora General de Equidad de Género del Municipio), Daniel Barrios (coordinador del Centro de Referencia Bariloche del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación) y el intendente de Sierra Colorada, Fabián Pilquinao, en cuya ciudad se abrirá una casa refugio que también implementará el protocolo. También estuvo presente el Secretario de Desarrollo Humano municipal, Andrés Luetto.

“Este convenio es importante porque nos nivela con los estándares nacionales en la atención, con el Consejo liderando en lo técnico y lo asistencial”, remarcó Mercedes Pietranera, y añadió que “nos va a servir para intercambiar con otras casas refugio, con otras miradas, porque se arman debates y se profundiza en un tema en el que hay cosas para corregir y mejorar”.

La rúbrica se realizó en el marco de la jornada de capacitación que el Consejo Nacional de las Mujeres dictó en Bariloche y que culmina hoy. El curso estuvo destinado a operadoras de la Línea 102 (de atención a víctimas de violencia de género) y de la Casa Refugio Amulén, y los equipos de atención de violencia familiar del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en conjunto con sus pares de Sierra Colorada. “Se trata de profundizar y profesionalizarse más y mejor en la temática de la violencia hacia las mujeres y la atención específicas que ellas necesitan”, explicó Pietranera.

La Casa Refugio Amulén es un espacio de atención y asistencia a víctimas de violencia de género, y es la única instancia de su tipo en la provincia de Río Negro. De la misma manera, y en forma complementaria, la Línea 102 funciona ininterrumpidamente desde hace dos años y tampoco existe en otras localidades de la provincia. Ambas funcionan bajo la órbita de la Dirección de Equidad de Género del Gobierno Municipal.

Actualmente, el Municipio avanza en la refacción y ampliación del edificio en donde funciona la Casa Refugio, con una inversión de 350 mil pesos. Los trabajos —que lleva adelante una cooperativa de construcción, bajo la supervisión de la Dirección de Obras por Contrato municipal— incluyen la reparación integral, el reemplazo de calefactores, la nueva instalación eléctrica y la construcción de un depósito, una oficina y un baño nuevo.

Ahora, el espacio municipal incorpora los protocolos de atención que el Consejo Nacional de las Mujeres impulsa para todas las casas refugio que funcionan en el país, y que responden al encuadre internacional que establece la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, a la que Argentina adhiere por ley nacional.

El Consejo Nacional de las Mujeres es además el organismo responsable de hacer cumplir la ley 26.485 de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollan sus relaciones interpersonales”.

El objetivo general de este Protocolo Marco es “proveer una pauta de atención homogénea para la detección, valoración y actuación ante situaciones de violencia de género y seguimiento de las mismas”, y comprende las instancias de ingreso al Hogar, asistencia (de salud, jurídica, psicológica, capacitación laboral y recreación), egreso y registro.

Algunos otros de los ejes trabajados en el Protocolo se vinculan con la situación de niños, niñas y adolescentes, el trabajo en red entre instituciones estatales y organizaciones sociales, los mecanismos para evitar la revictimización de las mujeres, las intervención sobre el agresor, y la creación de registros locales y observatorios de casos.