#HistoriasParqueras por el Guardaparque Ricardo Druck

#HistoriasParqueras por el Guardaparque Ricardo Druck

HOY: A LOS JÓVENES DE AYER
El Parque Nacional Lanín esconde historias y personajes entrañables.
En cada rincón del área protegida habitan pobladores inmersos en una cotidiana simpleza que los protege bajo un halo de inocencia, a salvo de tanta “humanidad desarrollada”.
Don Martín Lemuñir es uno de ellos. Un duende perpetuado junto a las aguas del lago Paimún; un atemporal testigo de tempestades que desafía los años exhibiendo una vigorosa longevidad sólo comparable a su proverbial sabiduría.
Solito con sus animales y cobijado por una precaria construcción de madera, se las arregla con los alimentos que él mismo produce (grasa, carne seca y salada) y un aporte básico de harina, yerba y azúcar, infaltables para el cotidiano desayuno de mate con tortas fritas.
El caballo ensillado dormita manso atado al palenque. Nos recibe apoyándose en su gastado bastón de palo, se acomoda el abrigo mientras pone la pava en el caldero.
Su rostro es una máscara tallada por décadas de inviernos patagónicos.
“Dicen que tengo 107 años, pero yo creo que son 115” enfatiza con la sonrisa desdentada ladeándose bajo la boina negra.
“Mi abuela murió a los 125 años” cuenta intentando justificar el asombro que su edad nos produce.
Imposible mostrarse indiferente frente a tantos años acumulados en una soledad que aturde, a la simpleza de sus gestos empapados de melancolía, a su rutina de brutal aislamiento.
“Don Martin, ¿se enteró que murió Doña Elena, del otro lado del lago?
La voz del guardaparque parece llegarle de lejos. Entrecierra los ojos.
“Una pena, pero bueno, ya tenía 96 años”, agrego para espantarle la tristeza que parece brotar de su piel de siglos.
Nos envuelve con su mirada de pocas palabras.
“Y…si, una pena...” sentencia.
Se queda en silencio, ladea su cabeza y se sirve otro mate con un gesto triste.
“Lo que me da lástima, señor, es que la gente se muera tan joven”
Foto: Federico Soto

Parque Nacional Nahuel Huapi