safarijirafas
Volver
Volver
De un viaje volvés en cuotas.
Despacito, tambaleando, te ves de nuevo donde siempre estuviste.
Pero despunta en vos la sospecha de que nada es igual a como lo dejaste.
Hasta el acto más rutinario es distinto.
De repente volvés a sentarte en tu inodoro. El tuyo. No el de un hostel, con dos suecas charlando a unos pasitos del otro lado de la puerta esquelética. No el de un restaurante, con el cartelito en inglés y castellano pidiendo que tires los papeles en el tacho. No el de una peña, donde le pusiste demasiado ají picante a la empanada y tuviste charangos y aplausos amortiguando a tus pedos.
No.
De repente volvés a sentarte en tu inodoro.
El de tu casa.
Y esta vez no jugás con el celular, no leés la etiqueta del shampoo ni te distraés pensando boludeces.
No.
Mirás.
Mirás alrededor.
La puerta.
Ves más ancha a la puerta, o más angosta, o más alta de lo que te acordabas.
Todo.
Todo se ve distinto.
Todo se siente distinto.
Conocido, familiar, sí, pero distinto.
Y de repente te acordás de ese viejo que todos los días después de trabajar se sentaba a ver al cerro. Te acordás de sus ojos chisposos cuando te aseguraba que, si prestás atención, cada atardecer es diferente.
Único.
Y te acordás de no animarte a decirle que entonces él también, cada día después de trabajar mientras se sentaba a ver el cerro, era alguien distinto.
Recordás quedarte a su lado en silencio, mirando al atardecer, el único atardecer que tu viaje te permitiría en ese pueblo, y preguntarte cómo habrán sido todos los anteriores y todos los que vendrían.
Y ahora mismo, mientras escribo esto, está atardeciendo.
Como tantas veces.
Y yo estoy en esta silla.
Como tantas veces.
Y la nena de la vereda de enfrente juega a los gritos.
Como tantas veces.
Pero todo se siente distinto.
No sé dónde leí o escuché que el cerebro te achura una pila enorme de lo que te rodea.
Porque no lo necesitás para sobrevivir.
Es por eso que en determinados momentos, generalmente ante un peligro, el tiempo pareciera detenerse.
No es el tiempo el que baja un cambio.
Sos vos el que está percibiendo cada detalle, cada mínimo movimiento, para poder protegerte.
En ese instante, tus sentidos se avispan.
En ese instante, un segundo es un universo enteramente diferente del segundo siguiente.
En ese instante, todo a tu alrededor brilla y late y vive.
Y una vez que estás a salvo, listo, volvés a la normalidad.
Eso es, creo, lo que me está pasando.
La rutina aplasta a todo y a todos en idéntica quietud.
Te hace creer el atardecer de hoy es igual al de ayer.
Que siempre que te sientes en tu inodoro es lo mismo.
Te hace olvidar que cada persona es, en cada momento, alguien distinto, único.
Te hace olvidar que cada día, si prestás atención, es diferente, irrepetible.
Eso es, creo, lo que me está pasando.
De un viaje volvés en cuotas.
Espero seguir volviendo en cuotas por mucho tiempo.
facebook.com/safarijirafas
© Sebastián Defeo
safarijirafas
Esto no es un hotel
¿Estás ahí?
Te quiero contar un secreto.
El número de estrellas en el cielo coincide con la ...
Leer más
Lo que amás
Uy.
Creo que no te hablé de Lito.
¿Cómo no te hablé de Lito?
Lito era un zigzaguean ...
Leer más
El fundamentalista del asado
Soy un fundamentalista del asado.
Tengo mi rutina. Descorcho un vinito, corto un salamín con un poco de queso, tomo un t ...
Leer más
Quiero compartir este whisky con vos
Este es el mejor whisky que tengo.
Macallan. Select oak. Lo acabo de destapar, oler. Todavía no lo tomé. Bancame ...
Leer más
Un loco de mierda
Vengo del bar.
De otro bar que del de siempre.
Y en esa otredad me di cuenta de algo.
Si cambiás de bar, la ...
Leer más
Corazón vs Cerebro
Pensalo con el morfi.
¿Cuántas veces te habrá pasado que te recontra cagabas de hambre?
Pero te mo ...
Leer más
Las dos caras de la moneda
Ahora mismo hay una moneda girando en el aire.
Vos la tiraste.
No sé desde qué rincón del alma hum ...
Leer más
El mapa del universo.
Cuchame.
Te pido un favor.
Tené cuidado con quien odies.
Pensalo.
El odio es una fijación ...
Leer más
La fórmula para dejar de preocuparse
Creo que tengo una fórmula para dejar de preocuparnos por pelotudeces.
Para vivir celebrando.
La fórmula ...
Leer más
Lo que mis yo del futuro no quieren que haga
Mi novia me dice que hace mucho que no escribo algo.
Me ofrece encargarse de la cena si voy a dar una vuelta para inspirarme. E ...
Leer más
Conversaciones con taxistas de la noche
Mi nena tiene diecisiete. Ya está sacándose fotitos, subiéndolas a Facebook, toda esa gilada. Quiere salir, quiere ...
Leer más
Mi vecino o el mosquito
Mi vecino de enfrente me recontra rompe las pelotas.
Básicamente, fuma todo el puto tiempo en su balconcito que queda a ...
Leer más
El templo y la jungla
Hay un templo perdido en la jungla.
En ese templo habita un sabio.
Ese sabio guarda el más codiciado secreto: c& ...
Leer más