Director de Cre-Arte participó en importante congreso de Fútbol

Director de Cre-Arte participó en importante congreso de Fútbol

Luis Suero -director de Cre-Arte- participó del Primer Congreso Latinoamericano de Fútbol para el Desarrollo Social. Aquí compartimos el texto expuesto durante el encuentro.

 "El juego más convocante del mundo tiene la posibilidad de liderar el proceso de promover la inclusión de lo diverso ..."

La deuda social que se mantiene está, en parte, relacionada a abandonar la termalización de aquellos grupos que incorrectamente se denominan minorías. La atención y el diálogo con las mayorías excluidas tienen que ver con recuperar los lugares de encuentro, los lugares de significación del estar juntos. Recuperar el valor de lo diverso desde la igualdad en los derechos, se constituye en el mayor desafío de estos tiempos. Volver a pensar el fútbol desde estos paradigmas, no solo es posible sino que es necesario. El juego más convocante del mundo tiene la posibilidad de liderar el proceso de promover la inclusión de lo diverso como un valor en si mismo. El título de esta exposición plantea un dilema y una contradicción y nos sitúan en la historia de cómo los procesos de construcción de significados operan. Este siglo logró un avance significativo en la dignificación de las personas con discapacidad, que de esta manera obtuvieron los derechos negados, por lo menos nominalmente. Este logro es la última convención de derechos Humanos, La Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad.
Bajo la mirada de los nuevos paradigmas que involucran a las personas con discapacidad; que fueron estos incorporados al texto de la convención, se cuestiona el concepto “integración”. ¿Por qué? Integramos lo diferente, integramos lo distinto, integramos lo que no nos gusta, integramos a los pobres, integramos a los negros, a los discapacitados a las mujeres a los homosexuales, y podemos seguir nombrando casos. Integramos diferentes y diversas minorías a la “Gran minoría” de la normalidad. ¿Pero, cuando desde el discurso hegemónico se habla de integrar, a que se hace referencia? Nos acostumbramos a pensar en grupos de pertenencia, en segregaciones de segregaciones, pero no nos acostumbramos a pensar en lo diverso, en la esencia misma de la vida: la diversidad. Es así como desde las diferentes tribunas hemos construido la tematización de las minorías, por estar incluidos en ellas o por mirarlas de afuera. Al tematizarlas pierden identidad y se convierten en objeto, en análisis, en planteos en hipótesis. Y perdemos de vista la situación de las personas detrás de los temas. Dejamos de ver la situación de las personas con discapacidad y hablamos de la “discapacidad”; dejamos de ver la situación de las mujeres y halamos de “genero”; dejamos de ver la situación de los niños y hablamos de la “infancia”; dejamos de ver la situación de los pobres para hablar de “Pobreza”; etcétera. Es así como las personas que están detrás de los temas pierden entidad y se “objetiva” el tema. Es así como desde las diferentes Ciencias se pierde la mirada con el otro, la relación con el otro, el encuentro.
Integramos al otro escindido, ¿pero lo integramos a donde? La lucha por la integración es la lucha por pertenecer a la cultura dominante, hegemónica y normalizada. El desafío ético de este siglo es pensar en un mundo inclusivo donde veamos a cada una de las minorías como la gran mayoría. Y es que todos los seres vivos de por si somos diversos. La naturaleza es diversa. La diversidad debe ser festejada.
Pero, por ejemplo, los discursos del poder hablan que pertenecer al mundo es pertenecer al grupo de países desarrollados. Cuando queremos pertenecer nos compramos el celular o las zapatillas de la marca que usa tal o cual jugador. En fin siempre hablamos de querer integrarnos a ese universo al que no accedemos. Lo monstruoso de este concepto es cuando, además, nos permiten integrarnos. Entonces crean las condiciones para que los “países emergentes” se integren al grupo de países desarrollados… Cuando creamos las condiciones para que un niño con discapacidad concurra a la escuela “común”. Y así miles de ejemplos, donde el otro diferente es el que se integra, bajo determinadas condiciones. Cuando se habla de diferentes, se habla de los “anormales”. Nunca un “normal”, un “convencional” es diferente, “ese” es un igual.
Por eso planteo la trampa del concepto integración. En contraposición tenemos el deber ético de hablar de un mundo inclusivo, una escuela inclusiva, una humanidad inclusiva. En definitiva: un mundo de todos y para todos. Pero debemos ser muy cuidadosos de no convertir esto en únicamente un cliché más.
Porque ¿Quién no se siente de alguna manera excluido? Solo aquellos que representan el stablishment pueden no verse en la mirada del otro excluido.

Quisiera entonces redefinir el concepto de Discapacidad. Este es el concepto construido por las organizaciones Sociales de la Provincia de Río Negro en el marco del proceso de reforma de la ley provincial 2055: “Una persona con discapacidad es aquella cuya posibilidad de llevar una vida inclusiva en igualdad de condiciones con las demás se encuentra limitada por: el impacto del entorno físico, económico, social y cultural en relación a los factores personales que surgen de condiciones vinculadas a su diversidad funcional”
Quiero remarcar en esta definición los conceptos de “igualdad de condiciones” y “limitadas por el impacto del entorno físico, económico, social y cultural”. Porque el aspecto de la diversidad funcional al que hacemos referencia se encuentra vinculado a lo orgánico, concepto que nadie duda en aceptar su veracidad. Ahora, esta persona con una diversidad funcional nace en una sociedad que acrecientas sus desventajas, le niega derechos de igualdad en la diversidad, no lo considera desde su complejidad cultural. Pero aún más, el entorno económico acrecienta y genera discapacidades. Es así como la pobreza se constituye en el efecto social que más “fabrica” desventajas. Al punto tal que no podemos dejar de resaltar que la mal nutrición, la desnutrición, la marginalidad y pauperización escolar, generan desventajas no solo en el orden de lo social, sino también en el orden de lo orgánico.
Entonces el desafío de una sociedad inclusiva tiene que ver necesariamente con invertir la situación de exclusión social y económica. El desafío está ligado necesariamente a la lucha enfática contra la pobreza y la exclusión. No se logra una sociedad inclusiva donde unos muchos vean pauperizadas sus situaciones de vida cotidiana, remitiéndose a condiciones de supervivencia, sin poder pensar un mañana y en muchos casos ni siquiera un hoy.
La situación de las personas con discapacidad en situación de pobreza debe considerarse como parte integrante de las estrategias pertinentes de desarrollo sostenible.
En América Latina solo del 1 al 5 % de las personas con discapacidad concurren a la escuela y de estos la mayoría no terminan la misma. Este dato que presento cuantitativamente encierra una discusión cualitativa, porque en la medida que no analicemos que pasa hacia el interno de una comunidad que no puede plantearse un proyecto para todos, sea este educativo, laboral o cultural, se alcanzará una sociedad inclusiva solo nominalmente. Lograremos abrir escuelas para todos, oportunidades laborales para todos, espacios de producción cultural para todos, pero no generaremos el encuentro. Este es el peligro de tomar el concepto de inclusión y vaciarlo de contenidos. La inclusión no es únicamente la modificación de la organización social, dando oportunidades para el acceso de todos, sino un cambio en la “ética” social. Se trata de valorar y valorizar la diferencia, generando un compromiso moral. La celebración de la diversidad.
A partir de aquí, podemos complejizar nuestras prácticas pensando en la recuperación del encuentro, pensando en afectar al otro y dejarnos afectar por el otro.
Esta es la esencia del proyecto FIA (Fútbol, Inclusión y Aprendizaje) que llevamos adelante desde Cre-Arte como parte de nuestros programas de extensión. En este proyecto el fútbol callejero se constituye en la herramienta del encuentro. Trabajamos y diseñamos FIA para promover el debate acerca del encuentro con los alumnos y la relación pedagógica que debe generarse junto al otro. Pretendemos que los chicos, padres y docentes se cuestionen y complejicen acerca del encuentro con la persona con discapacidad y que significa estar juntos.
Es así que gracias a la metodología del Fútbol callejero, logramos que los participantes encuentren un espacio de diálogo a partir del fútbol, que se va ampliando a las posibilidades de escuchar al otro, de estar atento a lo que le pasa y a lo que nos pasa en la relación. Este es el sustrato donde después se genera el encuentro con la persona con discapacidad. La metodología de Fútbol Callejero permite reflexionar, valorar, comunicarse, encontrase y por sobretodo jugar.
Ese juego, esa vinculación es la que hace del fútbol una maravillosa herramienta para la inclusión social.
Volver a pensar el fútbol desde estos paradigmas, no solo es posible sino que es necesario. El juego más convocante del mundo tiene la posibilidad de liderar el proceso de promover la inclusión de lo diverso como un valor en si mismo.

(Material expuesto en el Primer Congreso Latinoamericano de Fútbol para el Desarrollo -Buenos Aires -Argentina)

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