Clics Modernos

Diseños que viajan de Bariloche al mundo

Las manos creativas que se multiplican en Bariloche se extienden como tentáculos a la región y al mundo.

Con distintas técnicas y diseños, los objetos de madera de Manuel Rapoport y Martín Sabattini, las piezas de vidrio de Natalia Silin y las trabajos en hierro de Fernando Rey son marca registrada.

Piezas únicas para el hogar

El deseo de atesorar un pedazo de la Patagonia se hace realidad en La Nave, el taller de artesanías en el que cobran vida los proyectos de Manuel Rapoport y Martín Sabattini. Reconocidos en Latinoamérica y Europa, estos diseñadores industriales lograron hacer que los objetos cotidianos, combinados minuciosamente, se transformaran en piezas únicas e irrepetibles.

“Nuestros productos tienen mucho del paisaje y del entorno”, asegura Martín al referirse a la importancia de poner énfasis en la identidad de un objeto. Admite que tratan de hacer que los materiales sean los protagonistas, incluso “más que el diseño y las formas”.

Los primeros trabajos de Designo, la marca que los une, fueron un biombo hecho con tejuelas de alerce, recicladas de antiguas construcciones, y lámparas adornadas con “moneda de papa” cuya venta se restringe a los meses de otoño.

Pero ni siquiera el éxito alcanzado en los últimos años logró hacer de su taller una fábrica mecanizada para repetir las fórmulas ganadoras. “La escala chica ayuda a la creatividad”, confiesa Manuel sobre el reto de mantener la frescura en cada diseño.

El dúo creativo prefirió apostar a hacer de su empresa algo flexible que les permitiera recibir trabajos “de lo más variados”. En su sitio web (www.designopatagonia.com.ar) se pueden apreciar delicadas obras de diseño pero, para sostener eso, se tuvieron que diversificar hasta la fabricación de aberturas.

Entre todos los productos que exhiben, el más requerido es un banquito Matero hecho de lenga y cuero de oveja o cabra de tan sólo 35 cm de altura. Es sencillo saber por qué se convirtió en el producto insignia. La nobleza de sus materiales, su comodidad y la forma de sus patas evocan la tranquilidad que ofrece la estepa patagónica.

Esa buena experiencia los obligó a agrandar la familia matera e incorporar una banqueta, denominada Choique, un banco más largo bautizado Ciempiés, una poltrona llamada Chiva y su más reciente obra: una mecedora (presentada como Meeecedora, con todo el humor) pensada para niños y adultos.

La calidez del vidrio

Las lámparas de vidrio de Natalia Silin son una marca registrada de Bariloche y los colores que fusiona generan un ambiente cálido en cualquier sitio. Se pueden encontrar en chocolaterías, cervecerías de moda y hoteles y, si bien se realizan con la técnica Tiffany, la impronta artística de la creadora está en todas partes.

“El vidrio tiene la posibilidad de hacer cosas utilitarias y cumple la función de decorar. Es algo artístico que tiene una vuelta personal, porque es una pieza única”, remarca Natalia desde su armonioso taller ubicado en el barrio San Ignacio del Cerro.

La producción de lámparas puede llevar de uno a quince días. Natalia trabaja con plantillas de vidrio de color opalescente (semitraslúdico) importado de Estados Unidos. “Hay vitralistas que trabajan con esmalte pero a mí me gustan los vidrios de color porque los colores que se logran son más intensos, tienen más fuerza”, destaca esta barilochense de 42 años que, después de estudiar Plástica en la Facultad de Bellas Artes de La Plata, encontró su camino en el vitraux.

El proceso –según lo cuenta la artista– tiene pautas sencillas: se cortan las plantillas de vidrio con un corta vidrio manual, se pule la pieza y se suelda con estaño o plomo. Hay otras técnicas para piezas más chicas en las que se fusionan los colores con distintas plantillas de vidrio en un horno especial, entre 720 y 850°C. Este método es el que ahora Natalia puso de relieve en terrarios y macetas, su nueva creación.

Los objetos de vidrio de Natalia Silin se pueden encontrar en Bariloche en los espacios del Colectivo de Diseño y Muestra Caracola, que reúnen a decenas de diseñadores con productos originales y en invierno volverán a contar con su local en la base del Cerro Catedral.

El reino de metal

Una búsqueda metódica y constante de la perfección en cada golpe es lo que inspira a Fernando Rey, el herrero especialista en muebles y artefactos de iluminación cuyos trabajos son apreciados en numerosos hoteles de la región.

“Me gusta trabajar la herrería artística pero que sea funcional”, asegura Fernando, quien entiende que su oficio exige tanta sutileza como fuerza física, al punto de que tuvo que adaptar algunas de sus herramientas para librarse de los dolores de espalda.

La planta baja de su taller es el área de trabajo: el ámbito de la fragua y la bigornia. El piso superior está atestado de muestras y trabajos ya terminados, entre los que predominan las mesas, sillas, bancos de hierro y las lámparas de distinto tipo. “Entre mis preferidos están los artefactos eléctricos, que permiten una variedad muy grande”, dice Fernando.

Otra de sus especialidades es la escultura en hierro, que desarrolla “con pequeños pedacitos de fierro, para lograr una figura, un concepto. Por ejemplo las manos de un Cristo que montamos años atrás en la esquina del colegio Don Bosco”, aclara.

Cuenta que antes de sumergirse en la tarea de una nueva pieza se esmera en escuchar al interesado: “Te traen una idea y tenés que meterte un poco en la cabeza de la persona para entender lo que quiere”.

A pesar de su virtuosismo, le cuesta definirse como artista y prefiere decir que lo suyo es un oficio. Algunas de sus obras fueron adquiridas por los hoteles Correntoso, Alma del Lago, Inacayal y realizó colaboraciones con un colega para el ala nueva del Llao Llao.

También ha hecho trabajos para bodega Rutini, en Mendoza, un lodge de pesca en Chile, para clientes de El Bolsón, de Cholila y numerosas viviendas locales.Las manos creativas que se multiplican en Bariloche se extienden como tentáculos a la región y al mundo. Con distintas técnicas y diseños, los objetos...