14 discos clave para empezar a escuchar folklore

14 discos clave para empezar a escuchar folklore

Cuando la tierra habla.

Gabriel Plaza

“Nadie ama lo que no conoce”, solía decir Atahualpa Yupanqui, uno de los máximos referentes de la música de raíz. Pese a la percepción que pueden tener algunos, el folklore está muy lejos de la experiencia estática de un museo tradicional. Es una música con una vitalidad cotidiana, que va transformándose con cada paso de época. Tiene sus creadores originales y sus vanguardistas, los que cambiaron la historia de la música argentina como Mercedes Sosa, y aquellos que llevan al oyente de las grandes ciudades a una experiencia onírica y psicodélica, entre la fiebre del baile en los patios de tierra, o la contemplación zen de la naturaleza.

Dicen que el folklore es el saber de los pueblos. Por eso, aunque su aura puede sonar imperceptible en las urbes, su aroma impregna todos los movimientos sonoros de la música argentina, desde el rock hasta el jazz. Esta es una guía introductoria a ese mundo sonoro, donde el paisaje también es el hombre.

Atahualpa Yupanqui - Buenas noches, compatriotas (1983)

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El primer gran cancionista de la música argentina -traductor de la sabiduría popular de la mujer y el hombre de campo, que modeló un repertorio de 1200 obras, entre milongas, zambas, chacareras, coplas, vidalas y canciones- aparece en este registro en su mejor forma, a pesar de la edad. El álbum grabado en vivo en 1983 es un preciado documento y tesoro artístico, rescatado por el sonidista Osqui Amante y el periodista Víctor Pintos, que refleja con fidelidad la experiencia de escuchar al pergaminense en directo: una suerte de misa yupanquiana, donde se estiran los silencios como en un fogón criollo, desanda historias, y pule al extremo su estilo en la guitarra y esa voz opaca de bluesman. El listado de temas resume la grandeza de su arte silencioso y su permanencia en el ADN del folklore argentino. Yupanqui hizo cantar a los abuelos con su hit “Luna tucumana” en los '60 y a los rockeros en los '90 con “El Arriero”, en la versión de Divididos.

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Mercedes Sosa - Canciones con fundamento (1959)

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El disco debut de la cantante tucumana Mercedes Sosa puso la piedra fundacional para el manifiesto del Nuevo Cancionero y un repertorio de corte social, que influiría en toda América latina, y movimientos como la nueva trova cubana y el tropicalismo. Todo lo que vendría después en términos de postura, identidad y mirada política estaba en este disco. La artista aparece en su estado de pureza interpretativa, acompañada por el brazo compositivo del guitarrista Oscar Matus (su marido) y el poeta Armando Tejada Gómez. Cinco composiciones de esa dupla creativa están incluidas en este álbum, junto a otras gemas del folklore argentino como "Chacarera del 55", de los Hermanos Núñez, que relataba la bohemia tucumana, y tres temas clásicos del poeta misionero Ramón Ayala.

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Dúo Salteño y Cuchi Leguizamón - El canto de Salta (1971)

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Las voces del Chacho Echenique y Patricio Jiménez fueron el poderoso artefacto para la invención modernista del pianista, arreglador y compositor salteño Gustavo "Cuchi" Leguizamón. Admirador de Schoenberg y Duke Ellington, el Cuchi sentó las bases para la vanguardia del folklore en las décadas siguientes. El arreglo de las voces, su trabajo melódico y armónico, es una delicia para los oídos de todos los géneros y transportan a esa cotidianidad de los cerros o la mirada social y bohemia de la Salta de los '70. En este registro, una de las pocas veces que se puede escuchar al Dúo Salteño y al Cuchi en piano juntos, aparecen muchas de las canciones que entraron en el inconsciente colectivo de los argentinos, muchas veces incluso sin saber que son de Leguizamón.

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Adolfo Abalos - El piano de Adolfo Abalos (2003)

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El pianista santiagueño, tótem musical de los legendarios Hermanos Abalos (los que le enseñaron a bailar folklore a todo el país en los 50 y 60) grabó este disco con piezas históricas del grupo que es una joya de perfección y sensibilidad instrumental. Adolfo introdujo el piano en el folklore santiagueño y su estilo fue de avanzada para la época. Su forma de usar la mano izquierda para desarrollar la rítmica del bombo y su entrelazado melódico con la derecha confeccionó un swing moderno y tradicional. En este registro grabado cuando estaba semi retirado, el compositor repasa clásicos como “Nostalgias santiagueñas” y “Agitando pañuelos”, que forman parte de un legado sonoro, donde queda reflejada su manera de tocar, sentir y expresar.

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Ariel Ramirez y Jaime Torres - Con piano y charango (1969).

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Con este binomio instrumental, el pianista Ariel Ramirez inició una serie de discos consagratorios aglutinando a grandes artistas a su alrededor, que sentaría las bases para su obra cumbre La misa criolla. Este segundo volumen, tras el éxito de Folklore en nueva dimensión de 1964 (joya de colección entre los melómanos), aborda un lenguaje sutil, con arreglos modernos para la época, como la introducción de la sección de percusión, en la que estaba Domingo Cura. En plena época de explosión folklórica de los 60, la clase media porteña disfrutó este disco notable con un repertorio norteño, marginado hasta ese momento dentro del canon de la discoteca habitual, que brillaba en la interpretación de Ariel Ramírez y un Jaime Torres en estado de gracia.

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Manolo Juárez - Antología (2015)

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El sello Acqua Records recuperó toda la obra del pianista y arreglador Manolo Juárez (maestro de Adrián Iaies y Lito Vitale) con sus diferentes formaciones. Juárez es un artista clave de la proyección folklórica de los 70, que recibió la influencia de una época efervescente de de grupos de jazz rock como Weather Report. En sus discos, el pianista rompía los límites coreográficos de una música de raíz pensada alrededor del baile para encontrar otros caminos cercanos a la improvisación y la psicodelia sonora, con largos pasajes instrumentales y secuencias que permiten solos de todos los instrumentos. Pero también había un manifiesto político en esa idea de libertad musical frente a la dictadura y la necesidad de juntarse con otros músicos en pleno estado de sitio. Es emblemático, entre tantas composiciones y arreglos, el tema “Chacarera sin segunda”, una obra de quince minutos de duración que es un largo trance hipnótico por donde desfilan el Chango Farías Gómez en percusión, Dino Saluzzi en bandoneón, Oscar Taberniso en guitarra criolla, Litto Nebbia en sintetizadores y coros, Daniel Homer en la guitarra eléctrica, y bateristas como Osvaldo López y Norberto Minichilo. Una notable selección de músicos para la época.

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Transmisión Huaucke - Santiagueños (1987)

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El dúo de Peteco Carabajal y Jacinto Piedra tiene solo un disco; sin embargo, marcó a fuego la cultura joven de Santiago del Estero para siempre porque rompió el molde de la tradición de la provincia. Por un lado, aparece por primera vez el concepto de "aire de chacarera", un formato de canción libre que deja de preocuparse por la coreografía bailable para ahondar en un paisaje más cósmico. La figura rockera de Jacinto Piedra (convertido en leyenda a partir su muerte en un accidente en 1991) y los hits escritos por Peteco Carabajal crearon una conexión irrepetible con el público joven que había abandonado el folklore. Grabado en sesiones de trasnoche, en una atmósfera de hambre, urgencia económica y mucho porro, es uno de los grandes discos del folklore argentino. Reúne himnos como las zambas "Perfume de carnaval"y"Como pájaros en el aire”, al lado de canciones sociales como “Te voy a contar un sueño” o temas que rescatan leyendas populares como “Hermano kakuy”.

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Teresa Parodi y Ramona Galarza - Correntinas (1993)

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Teresa Parodi, la gran cantautora de la música argentina, tiene una producción que no declina a lo largo de los años. Su capacidad compositiva - es prolífica como Andrés Calamaro en el rock- y su lenguaje popular la mantienen como una referente desde los años 80, cuando apareció como parte del movimiento de la Nueva Canción Correntina junto autores como Antonio Tarragó Ros. Musicalizando a poetas como Fernando Madariaga, o contando con pluma sensible las vivencias y labores cotidianas de las mujeres del litoral, terminó escribiendo la historia no oficial de su región como nadie lo hizo. Este disco en vivo junto a Ramona Galarza, una de las grandes intérpretes del folklore litoraleño, es una síntesis de ese repertorio marcado por una fuerte identidad, donde el guaraní se mezcla con la cadencia del río Paraná, que le dio forma a esa canción chamamecera.

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Isaco Abitbol - 20 Super éxitos originales (2014)

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Este compilado funciona para recorrer el historial de uno de los grandes pioneros del chamamé y uno de los que convirtieron el género en consumo de masas en la década del 50, cuando formó con el acordeonista Ernesto Montiel el célebre Cuarteto Santa Ana. En esa formación, la dupla de bandoneón y acordeón traduce un sentir popular y bailable, en una obra de exquisita cadencia y contrapuntos, que fundó una escuela estética dentro del género y que sobrevive hasta hoy. Abitbol fue un compositor prolífico, tocó con los mejores músicos de su tiempo y tuvo entre sus agrupaciones a las mejores voces, como las de Roberto Galarza y el dúo Ubeda-Chávez, entre otros. Escuchar su música es como entrar en una película sobre el litoral, en ese ritmo entrelazado por la nostalgia, las sutiles variaciones de los fueyes y esos silencios que son tan importantes como la música.

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Raúl Barboza - Dos orillas (2007)

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Dentro de la música del litoral, la aparición de Raúl Barboza marcó un antes y un después, como lo hizo Astor Piazzolla en el tango. Su tema “Tren expreso” influyó en varias generaciones a la hora de tocar y componer nueva música para el acordeón, a la manera de “Adiós Nonino”. Barboza pulió ese dominio interpretativo sobre el instrumento desde muy chico y se convirtió en niño prodigio. Aprendió de su padre el estilo tradicional, que potenció con la velocidad de sus dedos y esa vertiginosa combinación de escalas, que abrieron nuevas posibilidades rítmicas más allá del baile. Sus arreglos de clásicos con un pulso orgánico y contemporáneo crearon una escuela a imitar en el género. Residente en París desde 1987, el músico es ahora una suerte de patriarca, capaz de sintetizar en una nota toda la naturaleza del litoral con la pasividad de un Buda chamamecero.

Si te gusta, seguí con: Chango Spasiuk - Tarefero de mis pagos

 

Músicos Populares Argentinos - Lo mejor de MPA (2000)

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Esta agrupación clave de los 80 irrumpió con un nuevo sonido, incursionando en las nuevas tecnologías, utilizando teclados, guitarras eléctricas, bajo y batería, cuando casi nadie lo hacía dentro del folklore. El supergrupo integrado por el Chango Farías Gómez (inventor de proyectos como Los Huanca Huá, Grupo Vocal Argentino y La Manija), Peteco Carabajal, Jacinto Piedra, Mono Izarrualde y Verónica Condomí fue la confirmación de un nuevo modelo sonoro, mucho más psicodélico y permeable a la cultura rock. En este registro está condensada la selección de sus mejores canciones de los discos Nadie más que nadie (1986) y Antes que cante el gallo (1987).

Si te gusta, seguí con: Chango Farías Gomez y la Manija - Rompiendo la Red

León Gieco - De Ushuaia a La Quiaca Vol. 2 (1986)

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Este no fue un disco sino una travesía épica. Hace más de dos décadas, León Gieco y el productor Gustavo Santaolalla se embarcaron en un ambicioso proyecto para grabar a iconos del folclore en sus lugares de origen. Fuera de toda pretensión arqueológica, las grabaciones de De Ushuaia a la Quiaca -donde también se captaba con un micrófono holofónico el ambiente que rodeaba a los músicos- refleja la vitalidad de esas voces folklóricas en su paisaje natural, como las de la coplera Gerónima Sequeida, una de las mayores bagualeras que conoció Leda Valladares. Además, contó con la participación de próceres como Isaco Abitbol, Sixto Palavecino, Cuchi Leguizamón o agrupaciones populares como la Cuadrilla de Sikuris del 1800 y el tradicional grupo cordobés Cuarteto Leo. Este álbum doble funciona como mapa de un género y a la vez como un viaje a las raíces de una identidad escondida en el interior del país.

Si te gusta, seguí con: Leda y María - Entre valles y quebradas

 

Raúl Carnota - Entre la ciudad y el campo (1987)

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Mercedes Sosa lo presentó en sociedad cuando grabó uno de sus grandes temas, “Grito santiagueño”. Desde entonces, el cantante, músico y compositor nacido en Mar del Plata y criado en Almagro se convirtió en uno de los faros de la renovación autoral. Carnota influyó a toda una generación de músicos y se adelantó a su tiempo con ese sonido nuevo que aportó en este álbum, donde resumía ese ambiente musical entre lo urbano y lo rural, utilizando el sonido de teclados con midi y guitarras eléctricas. El tema “Pecado de juventud”, uno de los grandes tracks del disco, es un guiño generacional donde se ensamblan el aire de chacarera con el comienzo de “Here Comes the Sun”, de George Harrison, y un manifiesto en contra de la última dictadura militar. Carnota era admirador de The Beatles pero había aprendido a tocar chacareras con el gran Adolfo Abalos. El músico consiguió, como pocos autores del género folklórico, captar la esencia del hombre del interior y ensanchar los ritmos de esas regiones del Norte.

Si te gusta, seguí con: Juan Quintero y Luna Monti - El matecito de las siete
 

Liliana Herrero - Litoral (2005)

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En este álbum doble, la cantante entrerriana Liliana Herrero navega por su propio Litoral, un mapa trazado por los recuerdos de la infancia en Villaguay, la poesía de "Juanele" Ortiz y las canciones de autores de la región litoral como Ramón Ayala, Chacho Müller, Osiris Rodríguez Castillos, Coqui Ortiz y hasta Fito Páez. Sorprendente por donde se lo escuche, el proyecto llevó dos años de viajes, vivencias y grabaciones con músicos del Chaco, Misiones, Paraná, Entre Ríos, Uruguay y Rosario para reconstruir la atmósfera de un imaginario litoraleño virgen, selvático e inexplorado. Junto a los guitarristas Diego Rolón y Matías Arriazu, la cantante exploró como una navegante de los ríos Paraná y Uruguay, piezas de distintas épocas, desde clásicos como “El cosechero” y “Taipero poriahú” hasta temas novedosos centrados en la región como “Parte del aire”, de Páez, y “El tiempo está después”, de Fernando Cabrera, del que consigue la versión definitiva.

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