No seremos tierra de tristeza

No seremos tierra de tristeza

Entre noticias, debates y declaraciones, en el conflicto entre el gobierno nacional y la dirigencia del sector agropecuario pareciera que los mapuches nos quedamos sin voz ni voto ya que en Los Toldos, menos del 5 % de las tierras han quedado bajo nuestro control y posesión (de las 16000has que fueron reconocidos legalmente en el siglo pasado) y muy pocos de nosotros participamos del gobierno nacional.

Por Verónica Azpiroz Cleñan

Pero quisiera nombrar sí, para no hacernos los distraídos, la contradicción al interior del propio pueblo cuando las pequeñas parcelas o chacras medianas que siguen estando legalmente en manos de mapuches son sembradas o alquiladas también para sembrar soja transgénica.

La contradicción no es tal si podemos mirar cuales son los condicionamientos que muchos mapuches tienen al no poder asumir la identidad y vivir en la práctica como mapuches. Es asi, una derivación lógica que se piense como la Sociedad Rural y que se viva de hecho como un pobre de barrio.


El ser portador genético de la sangre, no nos hace hoy mapuche.

Si no se asume entonces, la identidad cultural y se vive consecuentemente se pasa a formar parte de las clases populares en algunos casos, de los sectores medios en menos casos y en otros más “afortunados” de la vidriera folclórica y funcional de la dirigencia partidaria local. Pero a mapuche no huele.

Me atrevo a comentar algunos rasgos básicos que definen la identidad cultural mapuche : hablar mapuzungun, en el pago se dice “hablar en indio”, respetar el tiempo natural de la tierra en que habitamos y las fuerzas naturales y por último practicar la espiritualidad mapuche o gijañmawün. Todos resquebrajados, algunos de estos rasgos aun siguen vivos entre nosotros.

Como ustedes saben, desde hace algunos años la Asociación a la que pertenezco, viene trabajando en la recuperación de la medicina mapuche, escrito en el grafemario Ragileo Unificado decimos Bawehtuwün. En el 2005 nos visitó un machi de gulumapu, de la zona de Carahue, que trabaja en el Hospital Mapuche de Nueva Imperial en Chile, en el 2006 nos visitaron dos lagmen de la zona de Boroa del Centro de Salud Boroa Filulawen y durante el 2007/8, nosotros les hemos devuelto las visitas intentando armar la Red de Salud Mapuche.

En varios talleres de Baweh ka Küme Felen, SALUD Y BUEN VIVIR, como los llamamos nosotros, hemos podido ir haciendo una reconstrucción de prácticas de diagnóstico de enfermedades con animales, de formas de curación con plantas, de formas de protección de nuestras casas y nuestros espíritus con música tradicional.

De caminar y andar, supimos que P. Meinrado Hux, del Monasterio Benedictino de Los Toldos, en los años sesenta habia recolectado especies de flores y plantas medicinales junto a los lamgen que iban a la Escuela Agraria, algunos de origen mapuche y otra gente que tiene origen en otros continentes. Increíblemente en nuestro espacio, tenemos registro de un herbario local de los años ’60.

Pudimos ir a visitarlo y comprobar la cantidad y diversidad biológica que existía en nuestro espacio territorial, el enorme conocimiento de nuestros abuelos, ya que el mismo estaba clasificado y nominado en alemán, en lenguaje científico, en mapuzugun nuestra lengua, y en castellano. Podemos afirmar que hay más de 250 especies. Más alegría y sorpresa fue saber que chicos mapuche menores de 15 años podian identificar 150 especies. Reitero: los niños mapuches en Los Toldos, podían identificar más de 150 especies de plantas medicinales en los años ’60.

De nuestro caminar al ritmo del kulxug, el año pasado y este presente año hemos recolectado cerca de 50 especies de plantas medicinales para nuestro herbario. Pudimos comparar y constatar que la pérdida de las especies en menos de 30 años es abrupta, que el empobrecimiento de nuestra tierra es atroz por el uso de agroquímicos.

¿Dónde está garantizado nuestro derecho a vivir y a curarnos de acuerdo a nuestra cultura, si la “lógica chacarera” y mezquina sigue peleando por retenciones (unos puntos más o menos) pero nada dicen sobre las enfermedades que nos causa el glifosato para que crezca la señora soja? Y nadie dá cuenta de la pérdida de la biodiversidad? y la muerte de más de 150 especies de plantas medicinales en menos de 30 años? Por qué callarnos sobre la muerte de la diversidad biológica gracias a la soja transgénica?

Los geh, los espíritus que habitan y protegen cada ser vivo en la naturaleza, tienen su propia lógica, nos exigen respeto por el equilibrio de la vida misma, están en los ríos, en el mar, en las plantas, en las montañas, en el viento, en las lagunas, en los esteros, en la nieve, en las flores y cada uno tiene su newen.

Como una especie de plegaria de la madre que está amenazada, de la tierra, de la madre que está sufriendo, le decimos a nuestras y nuestros lamgen, hermanos, para no se apague el kimün ancestral y memoria de los Antiguos.

A la SOJA le digo FUERA, FUERA DE NUESTRA TIERRA!

Verónica Azpiroz Cleñan

Asoc. Mapuche EPU BAFKEH

Tiempo del desoje,

esperando el Wiñoy Xipahtü (el regreso del sol)

Pueblo Mapuche