UNA REVISTA HECHA POR Y PARA PRESOS

UNA REVISTA HECHA POR Y PARA PRESOS

Además de un espacio de contención y producción creativa, esta publicación santafesina pretende llevar al debate público aspectos elementales de las políticas carcelarias aplicadas en las provincias y sus consecuencias. Hasta ahora parece haber primado una política de exterminio por sobre una de reinserción social de las personas privadas de la libertad.


La creación de esta revista más que un proyecto es un desafío. Somos un grupo de muchachos que estamos privados de nuestra libertad física, porque nuestras mentes son tanto o más libres que muchas que disfrutan de la vida libre”. Con ese párrafo arranca la editorial de Coronda, Ciudad Interna, haciendo una diferenciación entre la privación física de la libertad y la privación absoluta de todo tipo de derechos que padece la mayoría de los seres humanos alojados en cárceles (y en comisarías) de la Argentina, que según denuncian experimentados conocedores de los tratos a los presos comunes dentro de los penales “están peores que en la dictadura”.
Parece increíble pero, ciudad adentro, se sabe todo. Ciudad adentro se sabe todo lo que pasa adentro y afuera; se sabe que la justicia es adicta al poder y corrupta; se sabe que la Corte Suprema de Justicia de la provincia la eligió Carlos Reutemann, nombrando incluso a familiares y aliados estratégicos; se sabe que existen cajas negras de recaudación con complicidades dentro de las fuerzas de seguridad; se conocen las políticas de impunidad con los responsables políticos de los crímenes del 19 y 20 de diciembre de 2001 y con otros los sectores privilegiados; se conoce, o mejor dicho, es una obviedad, la función clasista y focalizada de la política represiva que gobierna la estos terruños desde hace décadas. Política que incluye a funcionarios del gobierno, de la policía y un importante sector del arcaico sistema judicial de esta provincia.
Quizá sea por esto que, puertas afuera, jamás se escucha en profundidad lo que ocurre puertas adentro. A lo mejor hay cosas que es mejor que no se sepa que se saben, y esa puede ser una de las causas que convierten a Coronda, Ciudad Interna en una de las pocas –si no la única– experiencias autónomas de producción íntegra de un medio gráfico dentro de la cárcel.
Desde la planificación de los artículos, pasando por los lineamientos editoriales, las ilustraciones, la distribución de la revista; todo se conversa y se define en los talleres de los viernes. Todo se realiza sin censuras y con autonomía. Las actuales autoridades institucionales, tanto de parte de la intervención nacional como desde la dirección actual del penal –que depende de la provincia–, hasta el momento han mostrado predisposición a colaborar con la realización y continuidad de este tipo de ámbito de expresión. Cabe señalar que en otro contexto institucional hubiera sido imposible realizar una experiencia de estas características.
Pero el problema carcelario excede ampliamente la predisposición y la voluntad de dos o tres funcionarios; se trata, en realidad, de voluntad y de proyecto político integral, que respete los derechos más elementales de todos los seres humanos que forman parte de esta sociedad.
Esta publicación aparece como la posibilidad de tender un puente entre unas personas privadas de su libertad y otras personas, también privadas de su libertad. En este sentido, la idea apunta, por un lado, a generar un ámbito de contención y producción creativa dentro del penal pero con autonomía; y por otro, a proponer un debate entre personas que son objeto de la ejecución de políticas carcelarias en la provincia de Santa Fe, quizá los actores más relevantes de la problemática. Incluidos los familiares, que en cierto modo también son objeto de tales políticas.

Así surgió este primer número, que parece oportuno para despedir un año denso para los habitantes de la ciudad interna. La revista cuenta con material de análisis y reflexión sobre políticas carcelarias, con divulgación de experiencias que parecen vislumbrar ámbitos de posible reinserción social (como la radio, espacio de canto, talleres de cañas y demás espacios de realización de trabajos productivos y creativos); y por último, se publican por primera vez tres entrevistas a personas que sobrevivieron a la masacre del 11 de abril que terminó con la vida de 14 personas privadas de su libertad. Se publica, además, una cifra realmente alarmante: en los últimos diez años la suma de personas que perdieron la vida en el “Instituto Correccional Modelo de Coronda” asciende a 91.

Finalmente, compartimos algunas preguntas que surgieron al calor de los talleres en ciudad interna.
¿Es posible fijar una política carcelaria realista que respete los derechos humanos básicos y elementales en nuestro país? ¿Se pueden trazar políticas penitenciarias sin contemplar siquiera la voz y opinión de aquellas personas que son objeto de estas políticas? ¿Existe en nuestra sociedad personas que estén más desprotegidas en todos sus derechos que las que se encuentran privadas física y psíquicamente de la sociedad? ¿Por qué casi todos los presos son pobres? ¿Cuánto tiempo más va a primar la política de exterminio por sobre la de reinserción social, función teórica y constitucionalmente asignada al sistema penitenciario y prácticamente ignorada? ¿Por qué los familiares que quieren ir a visitar a alguien privado de su libertad son tratados como animales? ¿Qué ocurre con las responsabilidades políticas, policiales y judiciales de las 91 almas que murieron en los últimos 10 años en el “Instituto Modelo”?•

Colectivo Al Margen