CUANDO LA POESIA ENTRA EN EL AULA

CUANDO LA POESIA ENTRA EN EL AULA

CUANDO LA POESÍA ENTRA EN EL AULA

Alumnos y docentes del tercer ciclo de la escuela de adultos N 9 hicieron posible este proyecto, que lleva por nombre “la poesía en el aula”, y que surge a partir de la identificación de distintas problemáticas, como la falta de implementación de la poesía en el aula, y el desconocimiento inconsciente por parte del alumnado, que la poesía se expresa en forma permanente, tanto por ellos como por los demás.

Por momentos pareciera que a las palabras que forman a la poesía la pueden escribir nada más que los letrados. Pero en realidad la poesía es transmitir experiencias que todos tenemos sin importar donde estemos, que hallamos estudiado y que ocupación tengamos. Dicen que la poesía, junto con la historia, es el reflejo más fiel del hombre, porque está ligada a como decimos las cosas. La cuestión es encontrar los mecanismos para llevarlas a un papel. Para contar las cosas que pasan a nuestro alrededor y adentro nuestro, por nuestro mapa interno.

Uno de los objetivos de este novedoso proyecto es revalorizar la poesía como una forma armoniosa y efectiva de la comunicación entre semejantes, a través de sus propias vivencias, tales como la música, dichos, adivinanzas que no se registran como tal y que quedan en el núcleo familiar. De esta manera también se busca consolidar la identidad propia y la de otros, recuperando la diversidad cultural de nuestros alumnos, rescatando y enriqueciendo el caudal de la pluralidad.

Los alumnos que participaron tienen entre 19 y 60 años y cursan el secundario en una escuela nocturna, como tantos otros. Algunos tienen la expectativa de acceder a un título que les abra las puertas laborales. Otros por el interés de cerrar aquello que dejaron inconcluso alguna vez. La enorme mayoría son mujeres.

“Costó un poco animarlos a hacer algo que en teoría no sabían, porque tampoco es tan fácil hacer una poesía .Costó al principio, pero fueron surgiendo las ideas y así fue empezando la cosa”. Así es como los docentes Alejandra Pérez y Lidia Sandoval, explican el nacimiento del proyecto, comentando además que el año pasado los alumnos han escrito un libro de fábulas, leyendas y cuentos como un trabajo de finalización del tercer ciclo.

Para este año el desafío fue hacer poesías. Trabajaron sobre la poesía de otros autores, muchos de ellos anónimos. También se implementaron varias técnicas que se fueron aplicando en las clases. Algunas de estas consistían en inventar palabras sobre párrafos incompletos, pero siempre respetando la rima, “el cantito” como dicen sus alumnos. Así se intercambiaban palabras hasta que algunos se animaron y salieron de ese formato. Las poesías a veces le ponían letra a las melodías de distintas canciones y muchas de estas letras reflejaban el universo cotidiano en que se movían cada uno de ellos. Eso sí: le dedicaron casi siempre, los textos a los amigos, padres, o a sus hijos.

Sandra explica que escribió algo relacionado a un amor que partía de un muelle, frente a un mar. La poesía se llamó “la partida”.
María Muñoz le escribió a un amigo que “es sol de enero/ y si estoy triste es aguacero/ porque se mojo el potrero/ busca en el fondo de su almita/ cuento con el/ y el conmigo porque se retrasa la muerte/ cuando se tiene un amigo”.

Cuentan que en el momento de escribir las poesías, en el aula había un silencio absoluto, señal de que estaban concentrados e inspirados en esta experiencia. Las docentes coinciden que a cada uno de los trabajos le pusieron mucha pasión. Mirtha con unas buena hilera de años encima, confiesa “que al principio no sabía ni con que la iba a empezar”, problema que era un denominador común, sobre todo de los alumnos de mayor edad. Sin embargo, ella como sus compañeros entendieron que han logrado muy buenos trabajos en los dos meses que llevó el proyecto en el aula.

Pero quizás, lo más importante fue poder estimular el valor de sus producciones, valorando su capacidad creativa y la importancia de socializar las mismas, ya que todos estos poemas se presentaron a fin de año en el Scum (Villegas y Moreno) donde participaron escuelas de jóvenes y adultos de Bariloche y la Línea Sur, haciendo una muestra con sus producciones. Los alumnos más entusiasmados llegaron a hacer cuatro poesías cada uno.

Ángela en la vida cotidiana no puede comer alimentos con azúcar, pero en su poesía “La merienda” se comió todo, y donde dice; “Prendí la cocina con el último fósforo/ puse una olla con agua/ y la puse en la hornalla/mi hija compró queso y trajo un rico pan casero/ yo puse las tazas/ las últimas dos que me quedaban/ saque el mantel rosado/ y saque el cuchillo dañado/ el dulce es de mosqueta/ que compre en la despensa/ faltaban las cucharitas / y el café por colocar/ y me dije a mí misma que el azúcar es lo esencial/”

A su lado, una compañera entre risas nos explica que también se inspiró en su casa. “Me preguntaba como puedo hacer para hacer una poesía. Empecé a pensar y salió algo de la cacerola y la batata. Y así le fui agregando otros elementos de la cocina. Yo la arme y después dudaba de como había quedado. Pero rimaban todas las frases.”

Cristian entiende que “la mejor forma de inspirarse, es la vida; las cosas que te van pasando. Las buenas, las malas, y está bueno reflejarlas y expresarlas”. Cuenta que al comienzo le dieron un papelito con alrededor de quince palabras y con esas palabras había que formar una poesía. Esta fue otra de las técnicas que los fueron llevando de la mano y que les enseñaron a caminar solos y a elegir distintos temas.

Alumnos y docentes de esta escuela nocturna, recuerdan que el año pasado tenían un compañero que le decían “el poeta”, que se pasaba las dos horas de clase escribiendo cosas hermosas. Pero aunque ganó un concurso literario y ganó premios en otras ciudades tuvo que dejar el colegio porque tenía que trabajar para mantener a su familia, realidad que convive en la mochila y las carpetas de cada uno de estos alumnos, pero que no impide que los versos broten de cada uno, que a las estrofas le salgan alas y tracen un vuelo rasante entre el cielo y los sueños de cada palabra escrita con el corazón.

Colectivo Al Margen