Colectivo Al Margen

ACA ESTAMOS: ARBOLITO Y 10 AÑOS DE AL MARGEN

ACA ESTAMOS:
ARBOLITO Y 10 AÑOS DE AL MARGEN

Atrás quedaron las dudas sobre lo posible: si a la Secretaría de Cultura de la Municipalidad le interesaría la propuesta de que tocara la banda; si esas nubes oscuras que se anunciaban iban a permitir el desarrollo del recital en este lugar con clima tan traicionero; qué pasaría con todas las horas puestas en juego para organizar el evento, realizar y pegar afiches, escribir gacetillas de prensa, reenviar mails, hablar con medios, sonidistas, managers, fans, convocar, agitar, acompañar, alojar en nuestras propias casas a las familias de los músicos, buscar CD que mandaron para la difusión… Y así podríamos seguir un rato laaargo.

Todas esas preocupaciones quedan atrás y ahora sólo bailamos “El pibe de los astilleros”, canción de los Redondos que Arbolito hace propia mediante una versión instrumental que no elude el pogo. Así estamos, disfrutando al menos por un segundo del tiempo presente y de lo que nos valió llegar hasta acá. Como llegar a la cima de una montaña. Es que la felicidad germina en lapsos bien breves. Pero súper intensos. Quizás son solo minutos pero contienen una adrenalina y un fármaco tan rico que alcanzan para gratificar lo que renegamos durante semanas para llegar a ese estado.

Cuatro trapos de AL MARGEN flamean en el Centro Cívico y lo hacen suyo. Están muchos de los compañeros de este periplo que es AL MARGEN bailando a full, entre ellos, con sus parejas, con sus niños encima, haciendo trencitos entre el público. En ese momento saco una foto mental que queda impregnada para siempre en mi retina. Una verdadera fiesta en la que la seguridad y los policías no hacen falta: no hay un solo inconveniente en esa plaza llena como no lo está desde hace mucho tiempo.

Nos cruzamos varias veces con los amigos de la Secretaría de Cultura, con quienes sentimos una afinidad de verdaderos pares y compañeros, y que también laburaron de forma impecable las dos semanas con que se contó desde que supimos que existía la posibilidad de que la banda viniera a nuestra ciudad.

Terminó el recital. El público, transpirado, venía a felicitar y preguntar si vendíamos discos o revistas. Allá estaba un vendedor de AL MARGEN sosteniendo el puestito con números viejos y nuevos. Los músicos estaban más que contentos de estar por estos lados. Lo habían hecho explícito abajo del escenario y también arriba, cuando tocaron más de lo habitual con varios bises para todos los gustos. Mientras la gente se acercaba a pedirles una foto o autógrafo, conocidos se acercaban y los abrazos eran un denominador común. Un pibe les regaló, para “el viaje”, panes caseros y budines que vende en la calle.

La gente acompañó como se esperaba. Caras conocidas, lectores de la revista, turistas, despistados, amigos de toda la vida, personas que compartieron algún tramo de este camino que ya lleva 10 años. Y la sensación que quedó es que siempre vale la pena el esfuerzo. Y que cuando se hace en conjunto, tiene otro gustito. Esta frase puede transformarse en máxima de todos los aspectos de la vida y de las acciones que sostiene AL MARGEN. Y cuando una intención se transforma en hechos tangibles, es señal de que vamos por el camino correcto o de que incluso intentarlo vale la pena.

Recordamos con Arbolito la primera vez que vino a Bariloche presentando su primer disco, “La Arveja Esperanza” y tocó en la Biblioteca Sarmiento, y cuando tocó en el subsuelo de la calle Rolando y en un centro cultural de la calle Belgrano. En todas esas oportunidades los músicos se quedaron en nuestras casas y durmieron en el suelo, como única alternativa autogestiva y posible. Recordaron con humor los fríos de aquellas noches y vieron en perspectiva lo que creció la banda transitando su séptimo disco.

Nosotros, el Equipo de Comunicación que hace posible esta revista, también creció y aquí estamos para contarlo, haciendo memoria de los momentos más significativos, que no figuran en ningún balance de la personería jurídica. “Sensaciones” es el nombre de un tema de Arbolito y estas son sólo algunas de las que quedaron después de su recital, junto con esa adrenalina que te corre por las venas y te apura en bombear bien fuerte el corazón y pensar que todo es posible.
10 años después, ACA ESTAMOS para contarlo y para cantarlo.