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Héctor Otheguy: Macri quiere mandarnos otra vez a lavar los platos
Ni innecesarias, ni ineficientes. El entusiasmo y el orgullo demostrado el fin de semana pasado por todo el pueblo de Bariloche contrastan con las expresiones del jefe de gobierno porteño que aspira a ser Presidente de la Nación. La sinergia entre una empresa satelital nacional como ARSAT con INVAP ha permitido que estemos a las puertas de un suceso histórico, como es la colocación en órbita del primer satélite geoestacionario de comunicaciones, diseñado y fabricado por científicos y técnicos de la Argentina.
Tener un desarrollo propio en áreas estratégicas para la defensa, para la soberanía, e incluso para lograr exportar al mundo productos con valor agregado, resultado de la confluencia de políticas de estado y un sector científico y tecnológico que es referente en el mundo, nos acerca al modelo de los países desarrollados que tanto gusta poner de ejemplo con palabras pero que a la hora de decidir políticas, se reserva para los grandes mientras que para nuestro país se sueña con volver a ser únicamente exportadores de materias primas.
La decisión estratégica de desarrollar el satélite ARSAT-1 en Argentina, no sólo posibilita incorporar mejoras en la tecnología y las prestaciones, sino que también implica un uso eficiente del poder de compra del Estado, que maximiza el uso de la materia gris nacional, genera posibilidades concretas de exportación de productos y servicios de alto valor agregado, ahorra divisas y crea puestos genuinos de trabajo en nuestro país, en un marco de negocio con rentabilidad positiva. Por eso resulta gratuita la imputación de “despilfarro, empresas tecnológicas que no hacen falta, empresas satelitales que no funcionan”.
Tal vez el jefe de gobierno porteño no ha tomado en cuenta que el uso estratégico del Poder de compra del Estado permite satisfacer -a precios competitivos de adquisición y mantenimiento- una necesidad nacional de instalaciones y equipamiento complejo. Sin duda, mostrar un producto exitoso y en funcionamiento posibilita lograr en el exterior clientes para realizar exportaciones de alto valor agregado. Esto es lo que han hecho los países industrializados para desarrollar tecnologías complejas y lo continúan haciendo. La mayor parte de los gobiernos de esas naciones le compran a empresas de su propio país y de esa manera potencian capacidades locales.
A partir de 2003, bajo la conducción del Presidente Néstor Kirchner, la Argentina aplicó esta metodología en áreas de tecnología compleja, hecho que fue potenciado luego por la Sra. Presidenta, siempre con la ejecución por parte del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. Como ejemplo tenemos el Plan Nacional de Radarización y el desarrollo de Satélites de Comunicaciones, cuyo primer satélite ARSAT-1 se encuentra hoy en su base de lanzamiento, listo para ser puesto en órbita.
La Ciencia y la Tecnología son motores del desarrollo social y económico soberano de la Argentina. Curiosamente, Macri, el ingeniero!!!, parece ser el único en nuestro país que menosprecia los logros de la ciencia y la tecnología que nos han hecho avanzar en estos 11 años como nunca antes. (Héctor Otheguy, Gerente General y CEO de INVAP)