El dilema electoral

 Mucho se habla, poco se sabe (?) sobre la lista que el gobierno nacional propondrá para ganar las elecciones de medio término. Como todos años que hay sufragios, la provincia de Buenos Aires vuelve a captar casi el total de la atención de los partidos, sus dirigentes y los analistas políticos.

Es que Buenos Aires es casi el 40% del padrón, y eso la convierte en la vedette electoral. 2017 será un antes y un después para Cambiemos, pero básicamente porque es la primer elección de medio término que afronta desde que es gobierno. Algunos más osados, como la propia gobernadora María Eugenia Vidal, se animan a decir que no le preocupa perder las elecciones (total las palabras vuelan si no están escritas). Pero el conflicto docente que está atravesando “su” provincia está consumiendo más tiempo, y costos, del que muchos pensaban.

Precisamente dicho conflicto puede generar algunas oportunidades por más que suene contradictorio. El gobierno nacional se niega a abrir las paritarias nacionales, porque como sucede con otros trabajadores estatales dicen ellos, la responsabilidad de los pagos es netamente provincial. “Somos un gobierno federal” suelen repetir. Por eso será que los gobernadores, muchos de ellos con las clases en marcha, no se involucran con declaraciones públicas a pesar de pensar lo mismo.

Cambiemos, o en particular la mesa chica que rodea a Macri, sabe que Vidal tiene la mejor imágen del país en términos de apoyo popular. Por eso “la dejan sola”. Cada tanto, en algún acto público el presidente de la Nación, habla loas de ella y de su fortaleza. Saben que tienen margen, y por eso profundizan cada vez que pueden “la grieta” que también existe dentro del gremio docente. Roberto Baradel es el nuevo opositor político de la provincia, desplazando ni más ni menos a Sergio Massa por ejemplo (que tampoco se pronuncia al respecto). Todos saben que meterse sin que los inviten, puede ser un arma de doble filo.

Cuando mencionamos oportunidades, también nos referimos al ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich. A pesar de haber tenido siempre (desde el gobierno de la Ciudad), enfrentamientos políticos con la actual Gobernadora, se muestran unidos en esta lucha. El sabe que dependiendo el resultado de esta situación, podrá aspirar a dar un nuevo paso en la política. La interna Carrió-Macri (Jorge), le abrió una ventana para que él salga a la cancha. La mesa política del gobierno analiza qué pasaría con el ministro cuando recorra algún barrio de la provincia con sectores que le recriminen la falta de cintura para solucionar la crisis docente.

Lo cierto es que, saldadas esas diferencias entre Vidal y Bullrich, la gobernadora prefiere a Esteban antes que a Elisa para encabezar la lista de Senadores. Si, Vidal también decide sobre las listas. Sabe que Carrió, en caso de presentarse podría ganar y hacerle algo de sombra. Pero qué lindo sería para los televidentes que Carrió comparta lista con el primo del presidente de la Nación. No alcanzó a presentarse, y ya le tiró con munición gruesa. “A Jorge lo condiciona el contexto” dicen fuentes cercanas al actual intendente de Vicente López. La situación económica que todavía no hace mella en la ciudadanía de a pie, más el apellido podría ser un golpe importante para el Presidente si su primo no triunfa en la elección.

Del otro lado está la mesa política del gobierno, comandada por Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, y de a poco se involucra un poco más Marcos Peña. El primero mantiene diferencias con Vidal, por la importancia que tiene esté en el pensamiento político de Macri, pero las corre a un costado al momento de pensar quién sería el mejor candidato. Coincide con Carrió en que Macri primo no es el mejor candidato, pero sabe que “Lilita” no podrá soportar tal vez una candidatura a Senadora. Sus médicos le piden más que nunca que se cuide. Entonces surge como opción viable que vuelva a competir por Diputados, lugar que ya conoce. Monzó sabe que si Carrió entra al Senado, será una aliada difícil de controlar que centrará parte de su actividad en desgastar a Miguel A. Pichetto, alguien que conoce hace años y que hasta ahora mantiene vínculos fluidos con el oficialismo.

También surgen nombres como el del neurocirujano Facundo Manes, radical, o el de Gladýs González (o casualidad que es mujer, de apellido cotidiano y la mujer del Presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Manuel Mosca) para acoplarse a estas listas. Sobre el primero podemos decir que tiene imágen reconocida, algo que Cambiemos prioriza. Además se alinea a lo que el consultor oficial, Jaime Durán Barba, quiere que tengan las listas: renovación. Para poder mostrar que son el cambio, tiene que haber gente nueva que contraste a la vieja política. Por eso también algunos se animan a decir que podría aparecer un tapado. El gobierno mide los techos de cada candidato, luego se encarga de hacerlo conocido si es necesario. En esa línea suenan Martín Yeza, el joven alcalde de la ciudad balnearia de Pinamar o la revelación de Diego Valenzuela, historiador y periodista que gobierna Tres de Febrero.

Por ello se vuelven tan determinantes las elecciones en el resto del país. Como el escenario en Buenos Aires es por el momento complejo, y las encuestas le marcan que aún el gobierno tiene mucho por hacer en términos de construcción política, la ex Presidente de la Nación Cristina Fernández, mantiene los suficientes índices para que se vuelva al menos una preocupación. El gobierno sabe que por mejor elección que hagan no tendrán quórum propio, a lo sumo pasarían de tener 87 a 105, 107 Diputados propios el año que viene. En el Senado ni vale la pena hacer esa cuenta. Y Río Negro, como otras, pasan a ser focos de atención en esta estrategia.

En caso que el oficialismo provincial logre “meter” a sus candidatos (el Diputado Alejandro Palmieri ya está de campaña, hizo de vocero el arranque del Plan Castello en General Roca, veremos qué responde el Intendente Soria), estos podrían aumentar el número de legisladores que apoyen las iniciativas oficiales. En paralelo sería bueno seguir como continúan las negociaciones para lo que será la Ley de Responsabilidad Fiscal, que entre otras cosas busca limitar el gasto corriente y dar muestras de avances en inversiones en obra pública. Algo que el gobierno nacional ya había adelantado, copiando el modelo brasileño de Temer, y por el cual el propio gobernador Alberto Weretilneck también reforzó hace un par de meses. Portarse bien, para poder obtener ciertos beneficios financieros (poder tomar deuda en el exterior y recibir fondos para obra públicas) es el gran dilema que tienen provincias como Río Negro.