Las dos caras de la moneda

Las dos caras de la moneda

 Ahora mismo hay una moneda girando en el aire.

Vos la tiraste.

No sé desde qué rincón del alma humana lo hiciste pero sí sé que vos la tiraste y que esa moneda tiene dos caras y que una cara dice “Conformate” y la otra dice “Atrevete.”

Gira en el aire ahora mismo.

Y mientras gira, las dos opciones son igualmente posibles.

Pero cae.

La moneda cae.

Cae derechito hacia una sola cara.

Conformate.

O atrevete.

Y vos, sólo vos, vas a tener que hacerte cargo.

Porque vos la tiraste.

No sé, eso sí, desde qué rincón del alma humana lo hiciste.

Pero lo hiciste.

Porque por ahí te querés separar.

Pero te da cosa lastimar a tu pareja.

Te da cosa estar sin alguien.

Tenés miedo.

Entonces te generás dudas.

Entonces te generás una pila así de grande de excusas.

Pero, honestamente, entre vos y yo, sin nadie más mirando, sabés que te querés separar.

Sabés que no estás feliz.

Y la moneda cae.

Cae derechito hacia una sola cara.

Conformate.

O atrevete.

Por ahí lo que te pasa es que no te gusta tu trabajo.

Por ahí sentís que no tenés la vida que quisieras.

Por ahí querés aventurarte en cosas que a tus amigos o a tu familia o a todo el puto mundo les parecen ridículas.

Y la moneda gira en el aire ahora mismo.

Por ahí la balanza te arroja un número más alto del que te gustaría pero hacer ejercicio y dieta te da paja y la moneda cae.

Conformate.

O atrevete.

Por ahí sos homosexual y no lo aceptás.

Por ahí tu pareja te golpea y pensás que algún día todo va a ser milagrosamente feliz, de la nada, automáticamente.

Por ahí te gustaría largar todo a la mierda y mandarte a vender artesanías a la playa como siempre dijiste.

Por ahí no tenés la relación que te gustaría tener con tu familia y cada puto minuto es un momento para invitar un café y cambiar las cosas pero quizá es incómodo.

Y la moneda cae.

Conformate.

O atrevete.

Por ahí quisieras estudiar otra cosa.

Cambiar de profesión.

Mudarte.

Viajar haciendo dedo.

Decirle a esa persona que te jodió lo que te dijo.

Decirle a tu jefe que basta.

Decirle a tu amiga o amigo que querés ser más que amigos.

Probar otras maneras de combatir a la enfermedad que te devora.

Tomar un curso de flamenco.

Hacer lo que venís postergando.

Hacer del mundo un mejor lugar.

Hacer lo que te haría feliz, lo que escoltarías con agradecimientos por tener la oportunidad de poder vivir.

Estás viviendo, la recontra mil putísima madre.

Lo tomás tan por sentado y las probabilidades de que vos estés ahora leyendo esto es algo que ningún genio matemático, ninguna súper computadora, pueden calcular.

Las probabilidades de que estés viviendo son indescifrables.

Todo lo que tuvo que pasar desde el comienzo del universo para que llegues a este momento, ahora, mientras leés estas palabras, es por completo enigmático.

Y así y todo desde tu rincón del alma humana tirás la moneda.

Porque no estás feliz con la mierda que sea.

Y la moneda cae.

Y la cara en la que caiga va a delimitar las fronteras de lo que pensás que es la vida.

Porque la vida se empequeñece con ignorancia y con miedos.

Ahora mismo.

Ahora mismo está ahí.

Ahora mismo hay una moneda girando en el aire.

Vos la tiraste.

No gira sola en el aire por acto de magia.

Sos vos quien tira la moneda.

Una y otra y otra y otra y otra vez lo hacés, desde tu propio rincón del alma humana.

Lo seguís haciendo, enfermizamente, una y otra y otra y otra vez, porque siempre sale confromate y siempre querés atreverte.

Y por más que te atragantes con todas las putas excusas del mundo nunca vas a terminar de conformarte.

Siempre va a estar ahí, esa vocecita.

Apuñalada una y otra y otra vez.

Pero presente.

Viva.

Susurrándote.

Que no estás conforme.

Que te atrevas.

Lo va a seguir haciendo hasta que te mueras.

O hasta que te atrevas.

Y dejame decirte otro secreto.

Sos vos quien elije de qué lado cae la moneda.

No es suerte, es voluntad.

No sé con qué mierda estás tratando de conformarte ahora.

Pero lo estás haciendo.

Y estás tirando la moneda, una y otra y otra y otra y otra vez, mientras pasan los años, mientras se te escapan las posibilidades de expandir las fronteras de lo que pensás que es la vida.

Ahora mismo hay una moneda girando en el aire.

Vos la tiraste.

No sé desde qué rincón del alma humana lo hiciste pero sí sé que vos la tiraste y que esa moneda tiene dos caras y que una cara dice “Conformate” y la otra dice “Atrevete.”

Y también sé que sos vos quien elije de qué lado cae.

Cae.

La moneda cae ahora.

Ahora mismo.

Cae derechito hacia una sola cara.

Conformate.

O atrevete.

 

 

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© Sebastián Defeo

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